Claudio Bravo tuvo el camino complicado al principio para surgir en Colo Colo en medio del la quiebra y de las dudas que había sobre su capacidad cuando era niño. Pero el bicampeón de América se animó a contar aún más detalles de esos comienzos en la cancha de tierra del estadio Monumental que lo llevó a estrenarse en el primer equipo, no exento de críticas, hasta ese primer título del tetracampeonato conseguido con Claudio Borghi cuando le ganaron la final a Universidad de Chile con él como gran figura, lo que le valió irse a la Real Sociedad a iniciar su carrera internacional ya por todos conocida.
“En Colo Colo es donde más presión he sentido. Era el comienzo, lo que te marca hacia dónde vas. Si tú en tus inicios no arrancas bien, no se te dan las condiciones, no haces un buen torneo, si te toca siendo joven y la presión te devora o la hinchada te come te estás diciendo que no estás preparado para grandes cosas. Siempre sentí un respaldo tremendo en Colo Colo con las personas que me tocó trabaja en el primer equipo. No me sentí tan arropado en cadetes, porque sí fue una etapa dura, las expectativas mías era muy altas, pero hacia mí la gente que me rodeaba no sentía lo mismo. No daba la talla, no tenía la envergadura del prototipo de arquero que querían en la época. Ahora estando más grande, más maduro, hecho la vista atrás y he disfrutado mucho mi carrera. En la adolescencia las cosas no siempre se dan como uno quiere”, relató el portero en diálogo con Deportes en Agricultura.
De paso, reveló cómo llegó al Cacique. “Pocas veces he contado por qué estoy ligado al fútbol. No estoy comiendo fútbol todo el día, llego a mi casa y se me olvida el jugador, soy el padre, esposo y amigo. Dejo el jugador en el camarín, en la ciudad deportiva, en el estadio. Yo entro al fútbol por mi padre. Siempre el regalo eran guantes, me regaló cinco veces la camiseta de Morón cuando estaba pequeño, zapatos, pelotas. Era el sueño que él no pudo cumplir, lo veía en mí, que podía ser arquero y me empujó a que pudiera entrenar en Colo Colo. Me llevaba hora y media de Viluco al Monumental, hora y media de vuelta, dejar ‘de lado’ a mis dos hermanos y estar toda la tarde conmigo. Va más por ahí”, expresó.
“Con 14 años quería salir también a las fiestas, aventurarme en más cosas y comprendí que no, que debía recompensar lo que hacía mi padre por mí. Quizás por eso maduré antes y a los 14 años sabía lo que tenía que hacer para llegar donde tenía que llegar para cumplir este sueño de mi padre. Al día de hoy hablamos cero de fútbol, de otro tipo de cosas y nunca me ha dicho felicidades porque ganaron o te comiste el gol. Me dejó que yo creara mi carácter, mi personalidad, nunca tuve un ‘entrenador’ a mi lado diciéndome que atajara así o pasara la pelota así. Me dejó ser y eso lo atesoro enormemente, es la persona que más disfruta que siga a este nivel. Ahora me dice que me aburra y me venga para la casa, que ya está bueno (ríe). Seguiré compitiendo porque él está más contento que nadie”, complementó.
El retiro de Claudio Bravo, ¿en Colo Colo?
A sus 38 años, y pese a su buen nivel, es inevitable pensar en la última etapa de su carrera y Claudio Bravo no ha escondido nunca su deseo de volver a Colo Colo. No obstante, no cierra otras opciones.
“Opciones de ir a Colo Colo hay siempre. Para que uno llegue a un lugar también tienen que pasar varias cosas, que se genere un espacio, que el técnico te quiera, que te quiera la institución. Se deben dar cosas para volver. Si el técnico o la institución no te quieren, no vas a llegar, tampoco si hay un arquero que lo hace bien. Tengo la opción de llegar a cualquier club en Chile, no me cierro a ninguno, soy profesional”, sentenció.
“¿Ir a la U? No me cierro absolutamente a nada, si me quieren en un lugar donde se genere ese espacio, lógicamente. En Colo Colo tengo la posibilidad número de poder estar porque es donde me inicié, donde hice toda mi infancia y mi debut, soy hincha de Colo Colo. Pero qué pasa si el escenario es opuesto, si no quieren un arquero, no necesitan mi presencia. Eso pasa en el fútbol. Si no se generan esos espacios a lo mejor no tengo la opción en ningún club en Chile”, completó.
Finalmente, dejó en claro que quiere cerrar su carrera en buen rendimiento. “Tengo aspiraciones, aspiro a lo máximo, no he trabajado para no competir. Quiero competir y que la competencia me lleve a lo más alto. Me pasaba de niño. Viví mucho con que me dijeran que pesaba 25 kilos y medía 1,50 metros así que era imposible que fuera arquero. Es difícil cuando te lo dice un cercano, cuando te comes un gol en la infantil, se acortan las opciones, nadie confía en ti. Conviví con eso toda la vida y eso me da fortaleza. Es la gasolina de mi vida. A muchos chicos quizás les genera desánimo, buscan ayudan terapéuticas. A mí me generó lo contrario, no teníamos una asistencia psicológica y entendí que esos comentarios no servían, servían los otros y mira lo que ha sido mi carrera. Espero continuar más años siendo útil”.