Cualquier hincha de fútbol bien nacido no quiere que Humberto Suazo termine su carrera como el último fin de semana, con el descenso de Deportes La Serena a Primera B después de caer por 3-0 ante Audax Italiano en el estadio Bicentenario La Florida. Chupete jugó todo el segundo tiempo, pero tiró la esponja a poco del final.

La caída granate terminó en bochorno. Los hinchas papayeros, ubicados detrás de la portería que ocupó el audino Tomás Ahumada en el segundo tiempo, comenzaron a arrojar todo tipo de proyectiles, consignados por el árbitro Julio Bascuñán en el informe oficial: vasos plásticos y globos con líquido, butacas, basureros, botellas y contenedores de papel higiénico.

Al minuto 84 y después de dos llamados de atención a la hinchada visitante por los altoparlantes, el réferi detuvo el juego para que limpiaran de proyectiles el área local. Mientras tanto, Humberto Suazo y Rodrigo Brito en nombre de los serenenses y Osvaldo Bosso en representación de los verdes, dialogaron con Bascuñán.

Es el momento en que el delantero de 41 años dice no más. "Termínelo, profe", le escucharon al hombre venido del Planeta Gol cuando todavía quedaban cinco minutos más los descuentos. "La Serena estaba rendida físicamente y la victoria de Coquimbo sobre Curicó en ese momento sentenciaba el descenso", explica un testigo.

Desde la banca papayera el mensaje era similar. "Coquimbo ya ganó... bajamos" lamentaba el cubil serenense, mezcla de cansancio y desazón por el mensaje que caía desde la tribuna preferencial, donde los hinchas estaban con una oreja puesta en el partido que definitivamente empatarían los maulinos.

Lo curioso fue que, pese a que ya era tercera vez que caían proyectiles sobre el área de Tomás Ahumada, Julio Bascuñán convenció a Brito, Suazo y Bosso de seguir el partido y disputar los minutos finales. El juego se reanudó y no hubo novedades en los arcos, amén de un remate de Richard Paredes que se estrelló en el rostro de Ahumada.

¿Por qué el árbitro ordenó completar al menos el tiempo hasta el minuto 90? Es que al ser el último partido de Bascuñán antes de ir al Mundial de Qatar 2022, el drástico quería llevarse un recuerdo más grato que el de un partido suspendido. Por eso, reanudó después de cuatro minutos y jugó lo que quedaba para sentenciar la jornada más triste de Chupete.