Jack Grealish vive el verdadero quién pudiera. O a esta hora, quizá piensa en algún otro remedio efectivo contra la resaca. La fiesta interminable del “10” terminó en Ibiza, con un compañero del Manchester City que lo afirma a la salida de un hotel. Una celebración a la altura de la primera Champions League de los Citizens en su historia.
Desde que el árbitro polaco Szymon Marciniak pitó el final en el Atatürk Stadium de Estambul, Turquía, comenzó una celebración que parecía no tener final. Grealish, de hecho, siguió con el atuendo que le sirvió para jugar los 90′ en la victoria frente al Inter de Milán al menos durante un par de horas después del juego.
Pero la celebración no sólo tuvo lugar en la ciudad turca. También hubo espacio para seguir el jolgorio en la plaza San Pedro, un tradicional lugar ubicado en el centro de Manchester. Siempre se vio al “10” del cuadro celeste bien cerquita de botellas: cerveza, champaña y vodka incluyó el menú. Aunque en ese momento el espectáculo se lo robó Kalvin Phillips, un ex pollo de Bielsa en el Leeds United.
Grealish termina su fiesta eterna en Ibiza afirmado por Kyle Walker
El carnaval estaba desatado para gran parte del vestuario del Manchester City. Aunque tal como dijo Julián Álvarez, Jack Grealish estaba preparado para hacerle frente a cualquier líquido. La Orejona en el palmarés del club valía cualquier daño colateral que suele dejar el excesivo consumo de alcohol durante una noche.
O dos, como fue el caso del ex Aston Villa. Y consecutivas. De hecho, fue captado a la salida de un hotel en Ibiza, una de las Islas Baleares en España. La fotografía es elocuente: va con una capucha y su rostro, cubierto de gafas oscuras. Lleva la mano izquierda en el bolsillo de su pantalón negro. Por el otro lado, su compañero Kyle Walker le ofrece su brazo como sostén. Claramente era eso o terminar directamente en el piso.
“Minutos después el personal del aeropuerto le ofreció una silla de ruedas para moverlo”, contó Toni González, el tuitero que viralizó la fotografía que evidencia varias cosas. Pero sobre todo los estragos que deberá afrontar Jack Grealish, el amo y señor del carrete en el Manchester City.