Roberto Baggio es uno de los jugadores italianos más importantes de la historia. Eso a pesar de que no pudo ser campeón del mundo, pues perdió la final de 1994 ante Brasil. Aún asi, su popularidad es enorme.

Jugó en los elencos más grandes de ese país, como Juventus, Milan y el Inter de Milán. En este último club fue compañero de Iván Zamorano, con quien tiene una admiración mutua.

“No puedo faltar al homenaje de un jugador y persona de su valor“, señaló antes de la despedida de Bam Bam del fútbol, lo que refleja la calidad humana de “Il Codino”.

El cambio de camiseta con Salas

Tras ser tercero en 1990 y subcampeón del mundo en 1994, Baggio buscaba su revancha en el Mundial de 1998. Torneo en el que debutó ante Chile, que le salió un hueso duro de roer.

Roberto Baggio en la actualidad

De hecho inolvidable es la jugada cuando le tira la pelota a la mano de Rnald Fuentes, de manera astuta. El árbitro de Níger Lucien Bouchardeau cobró un penal muy polémico en esos años.

Lo anotó el italiano y dejó muy caliente a todos los jugadores de la Roja. Al punto que cuando quiso cambiarle la camiseta a Marcelo Salas, el Matador no estuvo ni ahí: “Que se vaya a la mierda”, dijo en primera instancia tras el 2-2.

Después, humildemente, Baggio se acercó al camarín de la selección chilena a buscar la prenda de Salas. “Yo había estado con él en la cancha, pero me había bloqueado, no me acordaba. Era porque le había dicho que iba a cambiar camiseta con él“, dijo el chileno.

“Ahí obviamente salgo, hablé un par de minutos y me contó que tenía amigos argentinos. Ahora tengo esa camiseta en la casa“, complementó el ex delantero de la U de Chile.

Baggio mira fútbol chileno

Esa cercanía con Chile que tuvo gracias a los Sa-Za aún la mantiene Baggio. De hecho, sorprende al señala que algunas veces mira resúmenes de fútbol chileno.

“Siempre veo muchos resúmenes en YouTube, la italiana, argentina, inglesa y ligas sudamericanas, tanto brasileñas como argentinas, a veces chilenas o paraguayas“, dijo el italiano en el New York Times.

Esto justamente por la cercanía con los latinos. “Quizás hay gente que conozco, como Martín Palermo. Me gusta saber cómo está, si está bien. Soy muy apegado a mis amigos y los sigo siempre“, señaló.