Por Daniel Fuenzalida F.
 

En la historia de la TV chilena, CHV debe ser el canal que más horas de farándula ha transmitido. “De Aquí no sale”, Calor Humano”, “Primer Plano”, “SQP” (buque insignia del género) hasta “La Divina Comida” y “Podemos Hablar”, las dos últimas apuestas que actualmente están en parrilla y representan de mejor manera el periodismo rosa llevado a la pantalla.

En esta larga lista de espacios sobre la vida privada de los famosos, quiero detener la mirada en “PH”, original de Quarzo con gran éxito en la TV argentina. Me parece que es uno de los formatos más atractivos de la actual escena.

Si bien corren nuevos tiempos (no nos olvidemos que Chile cambió) hay ciertas conductas que jamás pasarán de moda. Una de ellas es la necesidad compulsiva de los seres humanos conocer -de primera fuente en esta caso- la intimidad de las estrellas.

En PH se hace farándula con todas sus letras. Y muy bien logrado, por lo demás. El sello, ritmo y delicadeza para enfrentar los temas más peliagudos lo tiene Jean Philippe Cretton. El rubio conductor ha sabido tocar la tecla exacta, sin pasar esa delgada línea del morbo.

En su programa se han hecho impactantes revelaciones. José Antonio Neme confesó que los tríos son una opción sexual recurrente en su vida amorosa; en un tono dramático, Faloon contó que fue abusada sexualmente por su ginecólogo. Y así suma y sigue.

En todo su desarrollo, PH apela a este género periodístico tan golpeado por una buena parte de la ciudadanía. Esa pasión culpable que nos hace tararear canciones de Juan Gabriel en el karaoke, pero que negamos como favoritas a la hora de confesar nuestros gustos musicales.

En ese contexto Jean Philippe entrega las preguntas más peliagudas a Jaime, el coanimador y barman. Sin pelos en la lengua, el periodista interroga a los famosos en un rol exacto, cronometrado para entrar en el segundo exacto. Así blinda a Cretton ante una salida violenta de algún entrevistado que rompería esa constante buena onda que cruza el estelar.

Se echa de menos, eso sí, que el rubio conductor tenga una mirada más aguda. La farándula no muerde. Puede dejar heridos, pero si la pregunta está lo suficientemente investigada y respaldada con mínimo tres fuentes, no hay por qué negarse a plantear interrogantes de grueso calibre. Nadie pide volver a los tiempos de Primer Plano, donde más de alguna vez de les enrostró a los invitados que tenían que responder porque eran pagados. Un punto intermedio es la receta perfecta.

Larga vida para PH y larga vida a la farándula. Con apellido “light”, “soft” o de “primera fuente”, el género tiene cuerda para rato en la TV chilena.