Uno de los personajes más icónicos del mundo del cine retorna para protagonizar su propia serie, bajo el alero de uno de los productores más prolíficos en la industria de la televisión actual: Ryan Murphy (“Nip/Tuck”, “American Horror Story”, “911”, “Hollywood”). Se trata de la “enfermera Ratched”, quien debutó en la clásica película de 1975 protagonizada por Jack Nicholson, “One flew over the cuckoo’s nest”, o como se conoció en Latinoamérica “Atrapado sin Salida”.

Como siempre en una producción de Murphy, el glamour esconde lo grotesco del ser humano. Todo luce hermoso, pulcro, colorido, minuciosamente decorado y planificado para acariciar los ojos con visuales estéticamente impresionantes. Gran angulares enaltecen los lugares pensados para recluir y confinar a los personajes, transformándolos en espaciosos escenarios para toda la acción.

La paleta de colores es una maravilla y cuando llegan los momentos críticos, una ola monocromática inunda la pantalla acentuando el conflicto, para conseguir un efecto dramático abominable en rostros y situaciones. El diseño de producción realmente funciona al convertirse en un contraste de todo lo oscuro, dañino y podrido de los seres que lo habitan.

En ello sorprende ver a Sarah Paulson tan comprometida e impregnada con el personaje. El control de la frialdad, de sus estados de ánimo, de su espíritu manipulador y hasta psicótico. La actriz juega al borde de la caricatura, pero nunca se desbarranca. Transmite seriedad, ira, calculada simpatía, compasión, ironía y más, en un solo paquete que no deja de impactar con cada nueva situación a la que Mildred se enfrenta. Cada vez que amenaza a alguien es simplemente para aplauso. Es evidente que Murphy le regala todos los potenciales momentos en que se puede lucir, para que, sí, se luzca aún más.

La enfermera Ratched (Sarah Paulson) junto a su compañera Dolly (Alice Englert).

La enfermera Ratched (Sarah Paulson) junto a su compañera Dolly (Alice Englert).

Fan o no de la obra de este creador, lo justo aquí es poner paños fríos. La enfermera Ratched que nos dio a conocer “One Flew Over the Cockoo’s Nest” era un retrato realista de una persona con carencias de empatía y cuyo trabajo no se mezclaba con lo personal, distanciándose de las emociones que forman vínculos con otros seres humanos, más allá de una jerarquía de poder laboral en un ambiente tan hostil como puede llegar a ser un hospital psiquiátrico.

Allí no necesitó una historia pasada para convertirse en recordada villana, bastaron sólo sus apariciones en escena, sus miradas, sus gestos, su calma inquietante, su trato repulsivo con los pacientes para entenderla. En ese momento ni siquiera tuvo un nombre de pila, sólo era, basta y sobra, la enfermera Ratched.

La enfermera Bucket (Judy Davis) intenta entender lo que planea el doctor Richard Hanover (Jon Jon Briones), en “Ratched”.

La enfermera Bucket (Judy Davis) intenta entender lo que planea el doctor Richard Hanover (Jon Jon Briones), en “Ratched”.

Pero con “Ratched”de Netflix asistimos sin duda a una versión mucho más al límite de su contraparte cinematográfica.Vemos a la protagonista en acciones que tienen consecuencias físicas y directas para quienes la rodean, la mayor parte de las veces bajo el argumento de obtener un beneficio personal por el objetivo particular que sostiene la trama. La historia se desvía de la tangente trazada en la película de 1975 para crear su propio universo y es uno que opera más en la senda del terror que en el de un estudio de personajes como propuso Milos Forman.

Es algo totalmente diferente,lo que no implica que sea negativo, sino que un juego que se despliega en su propia liga, alejado del material original, más emparentado con “American Horror Story” que con un drama psicológico convencional; opción que sin duda se cristaliza en un arma de doble filo para los espectadores que esperaban ver la exploración de una maldad más mundana o sobria.

La enfermera Ratched (Sarah Paulson) descubrirá que puede entablar una cercana relación con la jefa de prensa del gobernador,Gwendolyn Briggs (Cynthia Nixon).

La enfermera Ratched (Sarah Paulson) descubrirá que puede entablar una cercana relación con la jefa de prensa del gobernador,Gwendolyn Briggs (Cynthia Nixon).

Los excesos que le gustan tanto a Murphy aquí pueden resultar bizarros para quienes no están acostumbrados a ver sus formas de espectáculo televisivo.

Y para quienes aman sus producciones: aquí hay elementos de época, factores de terror, suspenso y fuertes cuestionamientos a la discriminación sexual o la forma en que la ciencia ha conseguido sus avances, operando en la línea difusa entre la aplicación de nuevos tratamientos experimentales y derechamente las torturas a los pacientes involucrados, para crear el coro que construyeuna serie que parte con ciertos clichés, pero que luego cobra una potente personalidad, en un terreno incierto que sin duda será divisivo.

Edmund Tolleson, al centro, el asesino en masa interpretado porFinn Wittrock, en “Ratched”.

Edmund Tolleson, al centro, el asesino en masa interpretado porFinn Wittrock, en “Ratched”.

“Ratched”será para algunos el pecado de traicionar el material ya expuesto; para otros, el despunte de una combinación tan descabellada como entretenida.

De hecho, al llegar al cuarto episodio esto ya es una obra completamente demente, en la que no sabes si están más zafados los pacientes o quienes administran el manicomio y las personas que desde el exterior anhelan algún beneficio de la institución, deshumanizando al extremo a los internos. Puras monstruosidades en todo su esplendor.