En 2007, el mundo del tenis presenció uno de los eventos más curiosos y memorables: un partido entre Roger Federer y Rafael Nadal en una cancha mitad de pasto y mitad de arcilla.
Este duelo, conocido como la Batalla de las Superficies, no solo enfrentó a los mejores jugadores del momento, sino que también buscó responder a una pregunta que dividía a los fanáticos: ¿quién era el mejor entre los dos?
La idea que dio vida a una cancha única
En ese entonces, Nadal dominaba las canchas de arcilla, con dos años invicto en esa superficie. Por su parte, Federer reinaba en el pasto, acumulando casi cinco años sin perder un solo partido.
Ambos eran líderes indiscutibles en sus terrenos, pero nadie podía decidir quién era el mejor. Fue entonces cuando el argentino Pablo del Campo, un creativo apasionado por el tenis, propuso una solución inédita: construir una cancha que combinara ambos tipos de superficie.
Pablo del Campo, el genio detrás de la cancha de la Batalla de las Sueprcicies.
Inspirado por las transiciones de grama y tierra en los estadios de béisbol de Miami que había observado de niño, Del Campo llevó su idea a los equipos de Federer y Nadal en 2005.
Ambos aceptaron, intrigados por el concepto. Así nació el proyecto de la “cancha híbrida“, que tomó 19 días y costó US$1,63 millones para construirse en el Palma Arena de Mallorca, tierra natal de Nadal.
No faltaron los obstáculos antes del partido
Aunque la idea era genial, llevarla a cabo no fue tarea fácil.
Durante la preparación, el pasto no creció adecuadamente en el interior del estadio y terminó muriendo en varias zonas.
Como si eso fuera poco, una infestación de gusanos amenazó con cancelar el evento a pocos días del partido.
La solución fue reemplazar el pasto con césped proveniente de un campo de golf local, lo que permitió salvar el partido y cumplir con las expectativas.
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El enfrentamiento se jugó en tres sets y requirió que los jugadores cambiaran de zapatos cada dos juegos para adaptarse a las distintas superficies.
La transición no fue sencilla: mientras que la arcilla permitía deslizamientos y zancadas largas, el pasto exigía pasos cortos y precisión extrema.
Batalla de las Superficies en 2007, Roger Federer vs. Rafael Nadal (Getty Images).
Nadal comenzó rompiendo el saque de Federer tanto en pasto como en arcilla, llevándose el primer set. Federer igualó en el segundo set al romper el saque de Nadal en la arcilla.
Finalmente, Nadal ganó el partido en un emocionante tiebreak en el tercer set, con un marcador de 7-5, 4-6 y 7-6 (12-10).
Rafael Nadal y Roger Federer alzan su trofeo de ganadores tras La Batalla de las Superficies (Getty Images).
Un evento irrepetible
Aunque se planeó un segundo enfrentamiento en la misma cancha, este nunca llegó a concretarse. Sin embargo, el partido quedó grabado en la memoria colectiva del tenis como una muestra de creatividad y deporte en su máxima expresión.
Años después, Novak Djokovic describió la cancha como “una de las mejores imágenes” que ha visto en el tenis.
Batalla de las Superficies en 2007, Roger Federer vs. Rafael Nadal (Getty Images).
Federer y Nadal, quienes acumularon 20 y 22 títulos de Grand Slam respectivamente en sus carreras, recordaron este evento con cariño. En su mensaje de despedida a Nadal, Federer mencionó esta cancha como un símbolo de su legendaria rivalidad y amistad.
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