Cristian Garin ganó, pero lo hizo peleando más con sus fantasmas que con su rival. En el Challenger de Mauthausen, el chileno venció al lituano Vilius Gaubas por 3-6, 6-3 y 6-4, pero su actuación quedó marcada por un despliegue emocional que lo dijo todo sin necesidad de mirar el marcador.
Desde el primer set se le notó incómodo, errático y tenso. El lenguaje corporal hablaba por él: miradas a su banco, gestos de impotencia y gritos al aire.
Y en un momento, explotó. “Por la conch**, la re mil p***”, lanzó al aire con furia, dejando claro que la victoria no era suficiente para tapar sus dudas.

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El duro lamento de Garin
La frase retumbó con fuerza cerca de la hora y veinte de partido. Garin, frustrado, se quebró en la cancha y dejó salir lo que parecía guardarse hace meses: “¿En qué momento…? ¿Cómo voy a estar tan malo para este deporte?”.
Lo repitió una y otra vez, como si buscara una respuesta inmediata que no llegó. “¿En qué momento empeoré tanto?”, repitió varias veces,
Su ranking actual (214° del mundo tras caer 56 puestos en una semana, aunque con sus dos últimos triunfos debería repuntar) es reflejo de esa crisis. Muy lejos de aquel número 17 que ostentó en 2021, hoy Garin pelea en el circuito Challenger mientras intenta reencontrarse con su mejor versión.

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Ganó, pero no celebró
Pese al triunfo, el ambiente seguía cargado. Garin intentó levantarse emocionalmente con gritos de “¡Vamos, vamos!”, se dijo a sí mismo, pero la sensación era clara: esta vez, lo más duro no fue enfrentar a Gaubas, sino a sí mismo.
Ahora enfrentará al austriaco Neil Oberleitner en cuartos de final. El partido será una nueva oportunidad para ganar… y también para reconciliarse con su tenis.