Durante décadas, Bjorn Borg fue la imagen del “hombre de hielo”, inmutable en la cancha y leyenda indiscutida del tenis.
Pero detrás de la frialdad se escondía una historia que nunca había admitido. A más de 40 años de su retiro, el sueco confesó que las drogas, el alcohol y las pastillas lo llevaron al límite. “Estuve cerca de morir”, reveló.

Bjorn Borg en Roland Garros 1982 (Getty Images).
El vacío tras la despedida del tenis
Borg sorprendió al mundo cuando en 1983, con solo 26 años, dijo basta y colgó la raqueta, sin un plan de retiro. En los años 90 intentó varios regresos, pero ya no tuvo éxito.
“Cuando dejé de jugar tenis no tenía un plan, me levantaba en la mañana y no sabía qué hacer. Estaba perdido en este mundo”, reconoció.
Ese vacío fue el detonante para un derrumbe personal que terminó alejándolo no solo de las canchas, sino que también de la gente del tenis que lo rodeaba.

Bjorn Borg en el Honda Challenge Tournament en los 2000 (Getty Images).

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La caída de Bjorn Borg
El sueco admitió que buscó escapar de la realidad con los excesos. “Empecé con drogas, pastillas o alcohol. Creo que era una forma de escapar de la vida, no tenía que pensar en nada. Pero se puso peor y peor”, relató.
Entre esas experiencias, confesó que probó cocaína por primera vez en 1982 y que ese camino se convirtió en una trampa peligrosa. “Estuve cerca de morir muchas veces”, aseguró.
En sus recuerdos, Borg revela lo que llama su “peor vergüenza”, una visita de su padre al hospital tras una sobredosis. “Fue lo peor de todo”, admite. Esa escena lo marcó y fue lo que lo hizo intentar recuperarse.
“La gente me conoce como jugador de tenis, pero no sabe por lo que pasé. Las decisiones que tomé en mi vida fueron estúpidas, así que quería contar esa historia”, remarcó.

Bjorn Borg, capitán del Team Europa en la Laver Cup 2024 (Getty Images).