La NBA es la liga más prestigiosa del mundo del baloncesto, el sueño máximo al que aspiran millones de jugadores. Solo unos pocos logran llegar a ella, lo que la convierte en un escenario de grandes historias de éxito. Sin embargo, también es el escenario de relatos trágicos, donde una oportunidad que parecía ser el inicio de una vida gloriosa terminó marcando el comienzo de una caída inesperada.
Una de esas historias marcada por la tragedia tras una mala decisión es la de Javaris Crittenton, un joven base con un futuro prometedor que llegó a la NBA tras una destacada carrera universitaria en Georgia Tech, el jugador tenía su ingreso asegurado en la mayor liga del basquetbol.

Javaris tenía la esperanza de seguir jugando en Arizona, cerca de su familia y amigos, sin embargo, el equipo no lo eligió en el Draft del 2007, pero sí fue elegido por uno de los gigantes de la NBA: Los Angeles Lakers.
La trágica historia de Javaris Crittenton
El jugador se unió al equipo que contaba con grandes estrellas como Kobe Bryant y Lamar Odom, sin embargo, no logró sumar minutos en su primera temporada, por lo que se unió a la plantilla de los Washington Wizards como parte de un intercambio.

Crittenton tuvo una breve temporada por los Lakers, por lo que probó suerte en los Wizards.
Al poco tiempo de su llegada, su vida dio un giro drástico tras un escandaloso incidente en el vestuario del equipo en diciembre de 2009. Todo comenzó con una discusión derivada de una partida de cartas durante un vuelo del equipo, en la que se generaron tensiones entre Crittenton y la estrella del equipo, Gilbert Arenas.

Gilbert Arenas protege el balón de Baron Davis de Los Angeles Clippers.
Ambos realizaron amenazas y mientras Arenas, que se describe como un bromista, no le dio importancia a la situación, mientras Crittenton se sintió intimado.
La situación escaló rápidamente cuando, dos días después, en pleno vestuario de los Wizards, Arenas colocó cuatro pistolas sin cargador en su casillero y desafió a Crittenton, según señaló en Netflix Untold, fue en broma. En respuesta, Crittenton sacó una pistola cargada de su mochila y apuntó directamente a Arenas.
La escena provocó el pánico entre sus compañeros y se convirtió en uno de los escándalos más recordados en la historia reciente de la NBA.
Como consecuencia, ambos jugadores fueron suspendidos por 50 partidos, es decir, el resto de la temporada 2009-2010, pero mientras Arenas logró volver a las canchas y convertirse en un ídolo de los Wizards, la carrera de Crittenton terminó en ese momento.

Gil Arenas llegando a declarar.
El fin de la carrera de Crittenton y su condena en prisión
Después de dejar el baloncesto profesional, la vida de Crittenton tomó un rumbo aún más oscuro. Sin equipo y sin basquetbol, regresó a su hogar en Arizona, en donde todo el mundo conocía su historia y tras su paso por la NBA se sabía que había ganado importante dinero, por lo que fue víctima de robos.

Javaris Crittenton en el juicio en su contra. Recibió una condena de 23 años, pero solo cumplió 3.
En 2011, en un intento de venganza contra un supuesto ladrón que lo había asaltado, disparó desde un automóvil, pero terminó matando accidentalmente a Julian Jones, una madre de cuatro hijos.
En 2015, se declaró culpable de homicidio involuntario y fue condenado a 23 años de prisión, aunque más tarde la pena fue reducida a 10 años. Crittenton fue liberado en abril de 2023 tras cumplir aproximadamente una década de su condena.
Desde su liberación, Javaris Crittenton ha intentado redimirse. Se ha enfocado en el trabajo comunitario, ha dado charlas a jóvenes en riesgo y ha reconstruido la relación con su familia.
También ha sorprendido al reconciliarse con Gilbert Arenas; ambos han hecho apariciones juntos en medios, incluyendo el podcast de Arenas, donde compartieron su versión de los hechos y también la serie documental de Netflix “Al descubierto”.
En documental del streaming, la madre de su víctima señaló que puede perdonar lo que hizo el exjugador para tener paz interna, pero jamás olvidará que él fue el causante de que sus nietos crezcan sin una madre.