Marcelo Ríos no se guarda nada. Y, en entrevista con La Tercera, el ex número uno del mundo abordó un tema que sigue siendo algo tabú en el tenis: la salud mental y cómo a él le ha afectado, medicamentos de por medio. “Más que angustia, era ansiedad. Me pasó cuando me vino la vasoconstricción cerebral. Empecé con ravotril. Iba a lugares que no conocía con mala disposición, pero es difícil. Yo he visto gente con depresión que no muestra que es depresiva y se mata. El que hizo al Guasón (Heath Ledger) tenía todo, era casado, tenía lucas y se mató. En el tenis femenino se han visto más estos temas, con lo de Osaka y Barty, que no sé por qué se retiró. Han hecho notar que no pueden con tanta presión”, reflexionó. 

Sobre su estado actual, el Chino dijo que está “bien. El doctor me llenó de ravotril en esa época, que hasta el día de hoy me ha costado salir. Me dijo que no podía tomar café ni bebidas energéticas, pero hago de todo. Me ha dolido la cabeza, pero ni comparado que esa vez. Lo que sí ando cagado de la cadera”. 

Profundizando en su físico, manifestó que “yo me rompí el labrum y me lo operé. Quedé bien, con un poco de dolor, y seguí entrenando, pero ya no tengo el cartílago y me está tocando hueso con hueso en la cadera. Me tengo que operar, pero no es la operación de Murray, que tiene un tajo de la rodilla a la cadera. Acá no, te abren unos 10 centímetros y te ponen una cosa de titanio o algo así para reemplazar el cartílago, pero la recuperación es media complicada. Yo pensaba que mientras más joven me operara, la recuperación sería más rápida. Pero no, el doctor me dice que es al revés, porque, con lo que hago, la voy a romper y voy a dejar la cagá, así que me pidió que me aguante. Fui a Chile y me pusieron ácido hialurónico, y me ha servido. Llevo tres semanas sin dolor. Y si no funciona, después vienen las células madre. Si no, me tendría que operar. Me pegó fuerte lo de la cadera, no podía dormir, corría con dolor. Por eso suspendí la exhibición con (Nick) Kyrgios, pero ahora me siento bien”. 

Ahora tiene programada una exhibición en Chile ante Álex Corretja el 1 de julio y explicó que “encontré la solución y caché que aguanto y puedo entrenar un mes tranquilo y jugar. A menos que me la eche ahora, pero ojalá no me pase. El primer mes me lo estoy tomando relajado y ya al otro mes voy a estar con todo. Además, estoy pensando en algo que puede ser una locura”…

Pero, ¿qué se le ocurrió ahora? “Es una locura que yo controlo y lo he conversado con mi señora. Y lo quiero hacer por mí, una satisfacción personal mía: quiero volver a tratar de ser el más viejo en ganar un torneo profesional. La vez anterior me ofrecieron wild cards en Kitzbühel y Umag, pero no es lo que quiero y tengo que ser realista. Quiero tratar de ganar un challenger, el más chico que sea, o un Futuro. Tampoco me voy a ir a meter a jugar al Congo o a Egipto”, sentenció. 

Marcelo Ríos, a sus 46 años, quiere ser el jugador de más edad en ganar un torneo profesional. | Foto: Getty Images

Marcelo Ríos, a sus 46 años, quiere ser el jugador de más edad en ganar un torneo profesional. | Foto: Getty Images

“Todo depende de cómo reaccione mi cuerpo. Quiero hacerlo y el punto de partida va a ser la exhibición con Corretja. Quiero demostrarme a mí mismo que soy capaz de hacerlo. A lo mejor no lo logro, pero cuando juego me siento bien. No quiero volver al tour, sino que ganar un torneo profesional, aunque sea el más penca. Ojalá fuera en Estados Unidos y en cemento, pero también me ofrecieron la vez anterior jugar en Argentina. Pienso entrenar con todo. No quería contarlo, pero lo hago porque es entretenido y creo que puedo hacerlo. Ojalá no me cague la cadera”, complementó. 

Finalmente, abordó el entrenamiento de su hija, Isidora Ríos. “Me empezó a dar una cosa de que me encantaría que fuera tenista y cumpliera su sueño. Que tenga un buen pasar, que gane plata, pero me da miedo cómo manejarlo si ella es muy buena y siendo hija de un exnúmero uno del mundo. Es peludo. Me asusta, es una sensación rica, pero me meto a un mundo desconocido. Yo lo viví, pero verla perder o verla mal es duro. Ahora si es buena, yo sería el entrenador. Ella quiere que esté ahí, aunque soy más como un amigo, pero me pidió que cuando sea profesional yo la entrene y lo voy a hacer. Me da susto, porque veo que va hacia allá. Ha mejorado muchísimo, la veo un poco como era yo. A ella le apasiona el tenis”, concluyó.