El fútbol y el deporte son cíclicos. Y así como hace 33 años, un joven Romario sorprendió al mundo con su participación en los Juegos OIímpicos de Seúl; hoy es su hija la que llama la atención en la cita de los anillos que se desarrolla en Tokio.
Se trata de Mónica Faria o Moniquinha, quien forma parte del área de cominicaciones del Comité Olímpico Internacional y, al igual que su padre, reside en la villa olímpica viviendo su alegría. “Ha sido una experiencia increíble, era un sueño trabajar dentro de los Juegos Olímpicos”, aseguró la joven en diálogo con UOL.
Mónica trabajó por primera vez en los Juegos Olímpicos de Río y ahí, cuenta, comenzó su pasión “por contar las historias de los atletas”. De ahí saltó a la Confederación Olímpica Brasileña y nunca más se separó del deporte.
Frente a una situación similar, Romario no dudó en entregarle todo el apoyo a su hija y contarle los secretos de los juegos. “Hablamos mucho de eso. Es interesante, me contó varias de sus experiencias en la villa olímpica”, reconoció Moniquinha.
“Me dijo que era increíble, compartir ese lugar con varios países. Y lo que escuché mucho fue que, por su desempeño en Seúl, fue contratado por el PSV yluegoexplotó. Esta conexión con los Juegos Olímpicos es genial”, asume la joven.
Mónica es una aficionada al deporte, específicamente al surf, y reconoce que el ser hija de un futbolista como Romario la ha acercado al deportista. “Creo que sienten una identificación porque saben que soy en el mundo del deporte gracias a él”, complementó.
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se terminan el próximo 8 de agosto y Brasil es la mejor escuadra sudamericana, con dos medallas de oro, tres de plata y cinco de bronce.