La Fórmula 1 estuvo a punto de vivir una tragedia en el marco del Gran Premio de Bahrein, luego que el piloto de Haas, Romain Grosjean, saliera vivo entre llamas tras un terrible choque contra las barreras de seguridad.

El francés impactó directo en el guardarraíl a 221 kilómetros por hora, causando que su monoplaza se partiera en dos y estallara en llamas. Casi medio minuto tras la explosión, Grosjean salió caminando entre el fuego.

Algunos días después del accidente, y tras haber recibido el alta del hospital, Grosjean conversó con Canal+ de Francia, donde entregó detalles de su horrible experiencia dentro del monoplaza en llamas.

"Lo recuerdo todo. Recuerdo el golpe y, a pesar de las cifras impactantes de 53G. A mí no me pareció tan violento. Recuerdo desabrocharme el cinturón, intentar salir del coche y no poder porque estaba atascado. Pensé que tal vez podía estar bocabajo y que ya vendrían a por mí sin problema, así que me volví a sentar. Esperé un poco, miré a mi derecha y vi un color naranja muy fuerte, pero al principio no entendí lo que pasaba. Luego me di cuenta de que era fuego, intenté salir por la derecha pero no pude; intenté salir por la izquierda y tampoco, así que me volví a sentar", relató el piloto.

Tras verse atrapado, el conductor de Haas F1 Team reveló que pensó en Niki Lauda: "juré que yo no iba a terminar así, era imposible, mi última carrera no puede ser así. Me volví a sentar, vi la muerte y pensé que eso era todo, que iba a morir. Mi cuerpo se relajó en ese momento, aceptó su destino, me preguntaba por qué lado me empezaría a quemar, si sería doloroso".

Dentro del infierno de su monoplaza ardiendo y partido en dos, el francés encontró la fortaleza y motivación para hacerle frente al fuego poniendo la mente en sus dos pequeños; Sacha y Simon Grosjean.

"Pensé en mis hijos y tiré lo máximo que pude de mi pie izquierdo y por eso mi bota se cayó y conseguí liberarme. Giré la cabeza y puse las manos en el fuego, miré mis guantes, que son rojos, y se estaban poniendo negros por el fuego. Sentí el dolor en mis manos, logré sacar la cabeza y luego el torso. Una vez saqué el cuerpo, sabía que iba a vivir; sí, mis manos se quemaron, pero ya estaba fuera", relató el piloto.

Por increíble que parezca, Romain Grosjean resultó sin fracturas ni daños internos, y tras internarse para tratar las quemaduras en sus manos y tobillos, fue dado de alta y ya se recupera junto a su familia y amigos.