El 25 de enero de 2010 la vida y la carrera de Salvador Cabañas cambiaron drásticamente tras recibir un balazo de José Jorge Balderas Garza en el pub Bar Bar de Ciudad de México, cuando era jugador del América.
El atentado dejó con secuelas evidentes al ex delantero de Audax Italiano. El paraguayo volvió a fichar por clubes, pero nunca fue lo mismo. A diez años, el Chava no tiene rencores.
“Yo estoy bien. Ya me olvidé de eso. Ya lo había dicho públicamente y lo repito: lo perdono al tipo que me hizo eso y destruyó mi carrera. No tengo ningún problema en decirlo. Lo importante es que estoy vivo”, dijo Cabañas.
Agregó que “dicen que (Balderas) era uno de los mayores narcotraficantes de México. Todo pasó de la nada. Me dijo que yo le estaba robando a México. Yo estaba compartiendo con mi expareja después de un partido y ahí pasó”.
Siguió complementando: “hasta los doctores se sorprendieron. Dijeron que nadie sobrevive a esa clase de atentado. Escuchaba que decían que ya no iba a caminar más. Pasó el tiempo y volví a caminar y se sorprendieron todos. Viene gente a verme. Viene gente en silla de ruedas, gente que cree que nunca más va a caminar. Hay uno que un mes después volvió a caminar”.
Incluso, a sus 39 años el otrora delantero y seleccionado paraguayo se toma el futuro con optimismo: “practico vóley con mis amigos del barrio. Lo que pasa es que los médicos me prohibieron cabecear, porque la bala que tengo incrustada en la nuca se puede mover y me puede hacer daño. Me dicen que puedo quedar paralítico. Está alojada encima de la vena principal”.
Sentenció que “voy a llegar a viejo. Tengo muy buena salud. Trato de disfrutar de la vida y de los amigos. Mis padres son los que hicieron que me aferrara a la vida”.