La gran temporada que vive el Real Betis de Manuel Pellegrini y Claudio Bravo sumó una nueva satisfacción al lograr llevarse el intenso derbi andaluz en los octavos de final de la Copa del Rey, un partido con un contexto muy caliente en el que debió jugarse en dos días separados. El arquero chileno se quedó en el banquillo.

Cabe destacar que el compromiso arrancó este sábado con un ambiente espectacular en el Benito Villamarín que se empañó de una manera terrible. La cuenta se abrió, ayer, al 35' con un tremendo remate desde afuera del área por parte del Papu Gómez pero al 39' igualó Nabil Fekir con una joya de gol olímpico.

Fue en ese momento que llegó la agresión a Joan Jordán con un palo lanzado desde las gradas que impactó en su cabeza. A partir de ese momento, los futbolistas de Sevilla se retiraron del terreno de juego y posteriormente se decidió que el partido se reanudara este domingo justo en el momento que quedó.

Tras un corto primer tiempo todo quedó para el complemento, el marcador se desbalanceó de manera definitiva al minuto 73, con un gran pase de William Carvalho para Sergio Canales por el sector derecho, y un gran disparo que le quemó las manos al portero Alfonso Pastor.

Tras eso, Betis supo manejar la ventaja y si bien sufrió en una oportunidad con un cabezazo de Jules Koundé en tiempo de descuento, el portugués Rui Silva -de floja actuación en el tanto sevillano- puso el candado en su arco para que el equipo de los chilenos ahora sueñe con el título al establecerse en los cuartos de final de Copa del Rey.

 

 

La satisfacción es toda para Manuel Pellegrini, que desde su llegada al Real Betis no había podido ganar el reñido clásico andaluz y suma su primera victoria después de dos derrotas y un empate.

Sin embargo, Sevilla se quejó públicamente por desigualdad deportiva, ya que tuvo que presentarse en la reanudación del partido con un jugador menos, Joan Jordán, quien no pudo rehabilitarse. Pellegrini terminó el partido en un ameno debate con Julen Lopetegui.