Si hay que elegir a una figura del Sevilla - Eibar, sin duda sería Lucas Ocampos. El extremo argentino fue el autor del gol que le dio la victoria a su equipo, pero más allá de eso, los salvó en el último minuto jugando de arquero.

¿Cómo así? Cuando se jugaba el 95' de partido el guardameta de los locales, Tomáš Vaclík, sufrió una lesión que le impidió seguir. Ante esto, el trasandino no encontró nada mejor que hacerse cargo de la portería justo cuando venía un peligroso tiro de esquina.

Con Ocampos teniendo los guantes puesto, el partido siguió y la temida jugada llegó. Al ver que no estaba el titular y que se les escapaba el empate, el portero del Eibar, Marko Dmitrović, fue a buscar la pelota y la encontró en el punto penal, desde donde metió un zapatazo furioso.

El argentino, intentando reaccionar como podía, salvó de milagro y casi en la línea que el balón no ingresara al arco. El pitazo final generó los inmediatos abrazos y una loca celebración por lo inexplicable de todo lo que acababa de pasar.

Con este resultado, Sevilla alcanza los 60 puntos y se instala en el cuarto lugar de La Liga, quedando a solo dos puntos del Atlético de Madrid.