Barcelona lo volvió a hacer en la Copa del Rey y tal como ante Granada en la ronda previa, lograron remontar de manera heroica ante Sevilla al imponerse 3-0 para darle la vuelta al 2-0 en contra que sufrieron en el Sánchez Pizjuán. A pesar de haber un toque de polémica, el resultado fue más que justo.

La esperanza culé se avivó bastante temprano, al minuto 12, cuando Ousmane Dembélé la mandó a guardar con un derechazo desde afuera del área con la pelota colándose en el ángulo del arco de Tomas Vaclik, quien poco pudo hacer para detenerlo, además de la complicidad de la defensa que se vio pasiva en la jugada.

 

El dominio de los de Ronald Koeman fue absoluto pero el plan de los andaluces fue más que claro y se acentuó con el tanto en contra: aguantar a toda costa. El primer tiempo se fue sin mayores ocasiones de peligro en las áreas.

Para la segunda mitad, Barcelona siguió con el domino de la pelota y la más clara fue en los pies de Jordi Alba, quien dentro del área remató tal experto de artes marciales pero la mandó al palo. A partir de ahí, Sevilla tuvo cierto respiro y al 73' Lucas Ocampos encontró un penal por una entrada de Óscar Mingueza y el propio argentino lo cobró pero apareció el siempre salvador Marc André ter Stegen.

La micro de Julen Lopetegui se echó cada vez más atrás y parecía que iba a aguntar pero en la última jugada llegó un centro preciso de Antoine Griezmann a la cabeza de Gerard Piqué y el más catalán de los catalanes no falló.

Sevilla, que se había quedado con 10 por la expulsión de Fernando, no aguantó la prórroga y al minuto 95 fue Martin Braitwhait con un cabezazo que se coló entre las piernas de Vaclik. Poco después hubo polémica por una posible mano dentro del área de Clement Lenglet pero el árbitro dijo que no era penal pues la pelota dio primero en el pecho del francés y eso sería todo para Barcelona que esperará en la final a Levante o Athletic de Bilbao.