La historia futbolística de Pablo Solari tiene escrito su último partido con letras doradas. El delantero argentino anotó el gol que salvó a Colo Colo del descenso, y se convirtió en la alegría de millones de hinchas del Cacique abrumados por la mala campaña.

Su irrupción en el profesionalismo fue meteórica. No estaba en los planes de Talleres de Córdoba y llegó al cuadro popular en calidad de préstamo a fines de noviembre. No pasaron dos meses antes de que alcanzara la titularidad y luego la gloria.

Su familia vio todo este desarrollo a distancia. Las restricciones sanitarias impidieron que los Solari pudieran acompañar al jugador, que residía en la Casa Alba con otros cadetes del cuadro popular. Y esperaban con ansias su regreso a Argentina.

Al atacante se le aguardaba con emoción. Su hermano Matías registró las imágenes del arribo a la ciudad de San Luis del jugador, que llega a su hogar para recibir el cariño de sus padres y familiares. Hasta una explosión de confeti acompañó la escena.

La sorpresa del joven de 19 años es evidente. La casa estaba adornada con globos de colores blanco y negro. También su familia, en clara mención a un cuadro popular del que se han convertido en fanáticos con la campaña del delantero.

Lo que viene ahora es responsabilidad de Colo Colo, que tiene la oportunidad de comprar el 50 por ciento del pase del jugador en 750 mil dólares, una cifra que parece menor en comparación a las altas expectativas que ha generado Pablo Solari.