EL fútboll de cuando en cuando da muestras de tener un componente que exige a los jugadores a límites sobrehumanos. Y el destacado del último fin de semana fue Guillermo Pacheco, hombre de Universidad de Concepción que siguió jugando pese a una doble fractura costal.

El lateral del Campanil recibió una fuerte carga por detrás de parte de Sebastián Pol, en el epílogo del choque con O'Higgins en Rancagua. Pacheco se fue al suelo, salió llorando de la cancha pero volvió para disputar los minutos finales y defender el primer triunfo de la U de Conce como visitante en diez meses.

 

Finalmente debió salir en camilla aunque el saldo sería bastante peor: "Fractura de costilla 12 y fractura de apófisis transversa de L1 y L2, que afortunadamente no le provocó un neumotórax, que es lo más peligroso cuando se fractura una costilla, que puede perforar un pulmón", según dijo a La Estrella de Concepción el gerente técnico auriazul, Mario Lucero.

Lo increíble fue que Pacheco siguiera jugando. "En ese momento el profe (Francisco Bozán) y todos me decían que metiera en los últimos minutos, pero no me acuerdo de eso, aunque seguí igual jugando, solo me acuerdo que el dolor era tremendo", reconoció al mismo medio.

El lateral espera recuperarse a tiempo para colaborar en la lucha por la permanencia del cuadro penquista, que recibirá a Unión La Calera el próximo lunes en la próxima jornada del Campeonato Nacional. "Ojalá pueda estar, haré todo lo posible", sentenció el gladiador penquista.