Mathías Vidangossy experimentó uno de los buenos años de su carrera en Jaguares de Chiapas en 2015, bajo el mando de un legendario: el gran Ricardo La Volpe, ex técnico de México, América, Chivas y Boca Juniors.

El jugador chileno reconoce que el entrenador argentino "es de lo mejor que he visto en cuanto a táctica, a salir jugando, a elaborar una jugada. La famosa salida lavolpiana", reconoció en conversación con Cristián Basaure para La Pizarra de RedGol.

La gracia de La Volpe está en que orientaba todo el trabajo a su estrategia: "Todos sus entrenamientos eran para practicar salir jugando. Se hace un poco latero al principio (...) Pero si tú haces las cosas bien, como te dice él, es una locura como se generan los espacios".

Pero le gustan las cosas a su pinta. "En los entrenamientos, con lo insoportable que era, si yo no encaraba al lateral, me sacaba. O me cambiaba al otro extremo", introduce antes de relatar una anécdota llena de fútbol.

"A mí me gustaba recibir el balón de espaldas al lateral, porque iba a venir rápido a marcarme y es mucho más fácil girar: el lateral pasa, tu giras y quedas de frente al arco. Pero a La Volpe no le gustaba, quería que yo controlara perfilado. Así que me mandó unas puteadas en el entrenamiento y aparte me cambió", reconoce Vidangossy.

"El Bigotón tenía una personalidad que el tipo en el entrenamiento era insoportable, un viejo mañoso, pesado, que les gritaba a todos, pero terminado el entrenamiento era el tipo más simpático que había en la tierra", relata el ex jugador de Colo Colo, Palestino y Unión.

"Terminó el entrenamiento y fui a su camarín. Toco la puerta, me abre y se pone a reír al tiro. Le dije 'entiendo lo que usted me está pidiendo y está bien. Intentaré mejorarlo y trataré de hacerlo. Pero he jugado toda mi vida de espaldas porque se me hace fácil girar'", le explicó.

Lo que no esperaba Vidangossy era la respuesta del Bigotón. "Me mira con cara de bueno y me dice 'si la llegas a perder una vez te saco'. Tuvimos un partido, creo que contra Pumas y cada vez que giraba no me la quitaron. ¡Ni una vez! Ganamos 3-2 así que zafé. Y después en el camarín me dijo 'chilenito, me ganaste. Lo acepto'".

Una conversación futbolera para amenizar los días de encierro a quienes llevan un balón corriendo por las venas.