Laura Siegemund es la gran sorpresa de Wimbledon. Con 37 años, la tenista alemana llegó a cuartos de final, instancia en la que competirá contra la número 1 del mundo, la bielorrusa Aryna Sabalenka.

“Jamás me habría creído que iba a jugar unos cuartos de final aquí, y menos aún a estas alturas de mi carrera“, sostuvo tras ganarle fácilmente a la argentina Solana Sierra en octavos de final.

Agregó que “el tenis a veces es muy simple, pura matemática. Se trata de encontrar buenas soluciones tácticas y ejecutarlas de la manera correcta. Siempre he tenido audacia para enfrentarme a buenas rivales en escenarios importantes”.

“No me importa quién esté al otro lado, lo único que hago es analizar su juego y centrarme en mí misma”, indicó Siegemund sobre el enfrentamiento ante Sabalenka.

Laura Siegemnund llegó a cuartos de final de Wimbledon con 37 años

Orgullo por lo hecho en Wimbledon

Siegemund agregó que “estoy muy orgullosa de mi nivel, pero intento no emocionarme demasiado porque siento que aún tengo trabajo por hacer y soy una profesional”.

Quizá no pueda valorar como merece este resultado hasta que finalice el evento porque quiero mantenerme concentrada en mi trabajo. Sé que aún tengo cosas por mejorar y que necesitaré hacerlo si quiero mantener vivo este sueño”, añadió.

De hecho, en pasto no se siente del todo cómoda. “Mi superficie favorita siempre ha sido la tierra batida y cada año exprimía al máximo esa gira y llegaba a la hierba con poco margen para adaptarme. Siempre tenía la sensación de que cuando estaba acostumbrándome a jugar en césped, terminaban los torneos”, dijo.

Por último cree que su forma molesta a las rivales. “Yo no baso mi manera de jugar o de ser en la pista en la meta de molestar al oponente, simplemente, eso sucede con muchas de ellas. Mi estilo es muy inusual y eso hace que no les guste a la mayoría”.

Por último, habló de las polémicas que provoca en sus rivales su forma de actuar en la pista. “Puedo asegurar que no busco la confrontación con mis rivales, pero sé que tengo hábitos bastante controvertidos, como el tiempo que me tomo entre punto y punto o mi lenguaje no verbal”, confesó.

“Lo hago por mí, soy coherente conmigo misma y no modifico en nada mi comportamiento en función de a quién tenga enfrente o del contexto”, cerró.