No todos los tenistas terminan firmando autógrafos ni paseándose por alfombras rojas. Algunos, como el irlandés Conor Niland, quedan a centímetros de la gloria y después tienen que reinventarse. 

Esta es la historia de un jugador que estuvo a dos juegos de su sueño: enfrentar a Roger Federer en Wimbledon. También se midió con Novak Djokovic en el US Open y hoy vende propiedades.

A dos juegos de la historia

En 2011, Niland finalmente logró entrar al cuadro principal de Wimbledon. Y no solo eso, estaba 4-1 arriba en el quinto set ante francés Adrian Mannarino.

El premio por ganar ese partido era enfrentar a Federer en el mismísimo Centre Court. Pero el francés dio vuelta el marcador y le robó ese sueño.

“Pienso en ese partido todos los días”, confesó Niland a The Sun. “Era imposible ignorar que estábamos jugando por un lugar en la cancha central contra Roger Federer”, se lamentó.

“Obviamente, creo que eso me afectó y no pude cerrar el partido (…) Jugar contra Federer en Wimbledon realmente habría captado la atención de la gente”, agregó.

Conor Niland tras perder su primer match ante Adrian Mannarino en Wimbledon 2011 (Getty Images).

Del US Open a una sala de hospital

El tenis le dio otra oportunidad. Debutó en el US Open ante Novak Djokovic, pero el cuerpo no lo acompañó.

Una fuerte intoxicación alimentaria lo obligó a retirarse cuando perdía 6-0, 5-1. Fue su última gran aparición.

“A veces sentía que el tenis me odiaba”, reconoció.

Conor Niland en su partido contra Novak Djokovic en Wimbledon 2011 (Getty Images).

La vida después del tenis

Tras una lesión crónica en la cadera, decidió colgar la raqueta. Se metió a estudiar y hoy es director asociado en una de las firmas inmobiliarias más grandes del mundo, Cushman & Wakefield. 

Su día a día ya no pasa por raquetas ni canchas, sino por contratos, arriendos y ventas. 

Eso sí, su amor por el tenis no murió. Sigue vinculado a la Copa Davis irlandesa y escribió una autobiografía premiada, The Racket, donde cuenta la otra cara del circuito.