Colo Colo ha sido el único equipo chileno en toda la historia que pudo ganar la Copa Libertadores de América, lo hizo en 1991, y esa hazaña no la ha podido volver a realizar ningún otro cuadro nacional.

Pese a ello, hay “chaqueteros”, como se dice popularmente, que a lo largo del tiempo han intentado bajarle el peso al objetivo alcanzado por el conjunto blanco, argumentando que se midió ante equipos fáciles, y que los mejores del continente no disputaron el torneo.

Aquello es falso, de hecho, los históricamente mejores elencos del continente la jugaron, aunque no todos se midieron con Colo Colo, situación que es imposible, por el formato del certamen y los el cuadro de la fase final.

Por ejemplo, a Argentina lo representaron sus dos cuadros más poderosos: River Plate y Boca Juniors. De Brasil fueron Flamengo y Corinthians; por Paraguay estuvo el campeón vigente Olimpia, más Cerro Porteño; de Colombia dijeron presente Atlético Nacional y América de Cali. También estuvieron Universitario, Nacional y Barcelona de Guayaquil, entre otros.

Rivales albos

En la fase grupal, los elencos chilenos quedaron emparejados con los ecuatorianos. Colo Colo ganó su grupo sobre Deportes Concepción, Liga de Quito y Barcelona. Supuestamente el elenco más duro era el de Guayaquil, porque en sus filas tenía a los argentinos Marcelo Trobbiani y Rubén Insúa, más el arquero José Cevallos, pero quedó último en la zona.

En octavos de final el conjunto popular se vio las caras con Universitario de Lima, que traía a figuras como Alvaro Barco, José Carranza y Andrés González. La serie fue apenas 2-1 para los chilenos.

Saralegui, una de las glorias de Nacional

Palabras mayores se pronunciaron en cuartos de final, porque le tocó a Colo Colo Nacional de Montevideo, que venía con rodaje porque en la fase grupal jugó contra los brasileños. Marcelo Saralegui, Jorge y Julio Dely Valdés, y Vénancio Ramos eran algunas de sus estrellas.

La teoría de que el cuadro de Macul jugó con “equipos malos” se cae a pedazos en semifinales, porque chocó con el poderoso Boca Juniors, que venía de dejar en el camino a Corinthians y Flamengo, consecutivamente.

Los Xeneizes tenían uno de los mejores planteles del continente, con Gabriel Batistuta y Diego Latorre en ataque. Más los experimentados Navarro Montoya, Blas Giunta, Diego Soñora, todos dirigidos por Óscar Tabárez.

La final fue ante Olimpia, el campeón vigente, que tenía como estrellas a Jorge Battaglia, Raúl Amarilla, Carlos Guirland y Gabriel González, pero que nada pudo hacer con Colo Colo aquel de junio en el estadio Monumental.