Fue el 30 de diciembre de 2019 cuando la vida de Nicolás Castillo empezó a cambiar para siempre. Ese día falló un penal con América en la definición ante Monterrey y recuerda que fue el inicio del fin.
“Voy a pegarle al penal y no pude ponerle el pie fuerte por un dolor que justo me viene (en su pierna derecha). Además me lo atajan. Termina el torneo y tenía dos opciones: operarme o parar tres meses. No me quería operar, pero conociéndome iba a volver y me iba a volver a doler. Así que dije operemos. Y en el posoperatorio me dio la trombosis”, contó en el podcast We Are Brave, en el que conversó con su ex compañero Miguel Layún.
Señala que “me operan el recto del cuádriceps, donde el doctor vio sangre y pensó que era residual, pero en verdad se había pasado a llevar la arteria. Entonces al cerrar la operación, la arteria siguió sangrando internamente y se creó la trombosis en la arteria y las venas”.
Cuenta el Nico que “yo ni siquiera le avisé a mi familia de la operación, pues era ambulatoria, sólo estaba con mi preparador físico. Y cuando despierto no podía mover el pie”.
Nico Castillo casi pierde la vida
Castillo señala que a su PF “le digo que no puedo mover el pie. Me empecé a asustar pues no podía moverlo y tenía la pierna hinchada. Llega el doctor, los paramédicos y llaman a alguien vascular y escucho ‘al quirófano’. Me cuentan al otro día que pegaron la arteria, la suturaron, pero era algo provisional entre comillas”.
El formado en Católica señala que vio el lado amable en ese momento. “Yo dije “me pasó en el hospital” y nunca le di el peso ni la importancia a esto. Quedé internado en terapia intensiva y a la noche siguiente me vuelve a sangrar, se me inflamó de nuevo. Llamé a los doctores y al quirófano de nuevo”.
Recuerda que cuando iba a pabellón “para que no siguiera sangrando la doctora me presionaba la pierna y la cadera encima mío“. Algo que más adelante recordaría en un momento especial.
Esa segunda operación fue tan rápida que “me anestesian pero no me duermo a los dos segundos. Empezaron a rajarme, sentía que abrían, aunque no me dolía“.
Finalizada esa intervención, el atacante de las Águilas señala que “volví a terapia intensiva y me explicaron otra vez lo del sangrado, que se filtró algo por la arteria pues mueve mucha sangre. Esa noche ya le dije a mi familia que se vinieran. Estuve una semana en terapia intensiva y me explicaron lo que iba a pasar: me dijeron que no iba a jugar más fútbol, mientras yo estaba en una camilla. Mis papás me decían “estás vivo, agadécelo”. Pero en mi cabeza decía que iba a volver a jugar”.
“Luego pasaron dos o tres semanas en habitación normal y me fui a mi casa a hacer ejercicios, me hacían curaciones. Dormía casi sentado por el tema del sangrad, pero estaba tan cansado en un día me moví y luego veo el cubrecama todo rojo“, manifestó por una hemorragia sufrida.
Indica que ese momento fue el más dramático. “Yo no sentía la pierna y llamé a mi familia. Fueron 40 minutos de mi casa al hospital. Ahí me iba desangrando, iba perdiendo sangre y me acordé cuando la doctora se puso encima mío y me apretó para que no sangrara, así que le dije a mi mamá que hiciera lo mismo. Lo hizo y me cayó sangre en la cara, así que sólo presionó la herida”, relata.
Lo peor es que sentía que se desvanecía. “Yo llegando al hospital iba viendo negro, borroso, no veía bien a mi mamá. Ella me pegaba en la cara para que despertara”, manifestó a Layún.
Finalmente todo salió bien. “Me contaron que viajaron contra el tránsito y llegué durmiendo al hospital, no sabía lo que pasaba. Desperté después todo conectado tras la operación, aunque ahí me dijeron que no me iría hasta salir caminando, pero justo vino la pandemia. Me dejaron un tiempo más, unos 3 meses, hasta que llegué a mi casa y empecé la rehabilitación. Yo pesaba 80 kilos y salí del hospital pesando 55-60 kilos”.
La vuelta de Nico Castillo al fútbol
Castillo sabía que tenía que hacer un sacrificio máximo para seguir activo en el deporte. “Busqué al doctor que me dijera que volvía a jugar fútbol. La doctora que me vio no tenía el tacto de decirle a un jugador eso, sólo decían agradece que estás vivo, que tienes piernas y estás caminando”.
“Pero yo decía que iba a volver a jugar. Con América fuimos a Estados Unidos y me dijeron ahí ‘tomarás una aspirina de por vida y vuelves a jugar fútbol’. Fue un año yendo y viniendo a Atlanta, probando la pierna y la arteria para ver si resistía el alto rendimiento”, explicó el Nico.
De hecho indica que en una de las operaciones “me pusieron una arteria más grande, de 12 milímetros, cuando lo normal es 8 milímetros, para que pasara más sangre. Fue una etapa dura pero linda, crecí mucho y aprendí que cada cosa era a su tiempo. Quería correr y me decían que no podía”.
Hasta que pudo jugar nuevamente en el América. “En la primera pretemporada me sentía bien, ya no me molestaba. Empecé y volví a jugar, me acordé cuando en el hospital decía que iba a volver a jugar y me puse orgulloso. Antes lloraba contando esto, pero hoy ya lo superé, he pasado muchas cosas”, sentenció el Nico sobre esa historia de vida.