Universidad de Chile se metió en semifinales de la Copa Chile tras el empate contra Universidad Católica, en la polémica revancha que incluso casi gana y mereció llevarse el Chuncho tras reanudarse los 85 minutos pendientes.
Tras la ida con victoria azul (1-0), la vuelta partió con gol de la UC a los 4’ en Valparaíso. Y parecía que La Franja se iba con todo encima, pero la agresión con fuegos artificiales al arquero Martín Parra obligó a suspender el partido que se terminó en Rancagua con un cuadro cruzado irreconocible y la U al alza.
“Cerrando la semana con sorpresa: hay dos lecturas para un Clásico Universitario inusual. Justicia divina diría Julio Martínez tras lo sucedido con la bengala en Valparaíso, pero hay varias capas que subyacen a la clasificación de la U”, partió su análisis Rodrigo Herrera en RedGol en La Clave.
El rostro de la casa agrega que “hace mes y medio era prácticamente imposible que los azules derrotaran a una UC que parecía en racha, condenada a clasificar y dar la pelea incluso por cupos a Copa Libertadores y hasta meterse en la lucha por el título. Es más, si se terminaba el partido en Valparaíso capaz que otro gallo cantaba con una UC que entró a morder en el puerto. Pero el fútbol es también un estado emocional y cambió en Rancagua. En los 15 días entre la suspensión y el retome el equipo de Holan bajó su nivel volviéndose irregular, perdiendo gol y con sus figuras sin tribulaciones como Isla y Aued”.
Asimismo, Rod Herrera complementó que “por el contrario, la U se consolidó en la carencia recuperando a un goleador gigante como Palacios, afirmando la línea defensiva y con un Assadi que sorprende día a día con su personalidad y atrevimiento. Y hasta Junior empezó a embocarla. Todo tremendo mérito de un Sebastián Miranda que le devolvió los signos a un equipo que estaba en la UTI”.
Rodrigo Herrera sentencia que “para la U esta clasificación a semifinales y la posibilidad de ir a Copa Libertadores es un regalo del cielo, inmerecido quizás por lo hecho en el año, pero se toma y se aprovecha. La UC por el contrario se queda con las manos vacías, sin penta, sin Libertadores, sin San Carlos, sin hegemonía y sin jugar bien. El pésimo año cruzado y decepcionante también lo hecho por Holan, está por debajo de lo esperado. ¿Y que pasará el 2023? ¿Seguirá Ariel? ¿Cómo se renueva este plantel? ¿Hay plata o todo se ira a la remodelación de la cancha? ¿Dónde van a jugar? ¿Cuánto pierden sin tener estadio? El epílogo de este exitoso ciclo cruzado, más de 1.400 días siendo campeón, abre más dudas que certeza”.