Angélica Sepúlveda se convirtió en la nueva jugadora en salir de la casa de Gran Hermano en donde producto de una lesión que le impedía participar de las pruebas, la ganadora de Granjeras decidió renunciar al espacio.
Sin embargo, su salida no estuvo exenta de conflictos, ya que días previos a su despedida del espacio, la “Fierecilla de Yungay” protagonizó un fuerte cruce con Chama y Manuel, motivo por el cual Gran Hermano los sancionó a los tres enviándolos a placa directa.
Pero la situación no quedó allí, puesto que Chama renunció al espacio y Manuel se salvó al contestar el teléfono rojo, por lo que solo Angélica seguía en Placa. En conversación con RedCarpet, la ex 1810 se refirió a esta situación.
Angélica sobre la triple sanción de Gran Hermano
Acerca de la tensa discusión que se vivió en el espacio, la jugadora señaló sobre Manuel: “Recibí epítetos muy violentos, muy feos, que sé que muchos por editorial no se pueden reproducir y entiendo la decisión de que no se pudieran mostrar”.
“Y con Alexandra me ocurrió que ella me agredió físicamente con esta cosa que tiro, que nunca fue perfume, todavía no sé qué es, dependiendo de lo que diga el dermatólogo…”
“Cuando ocurre esto, me produce esta agresión, ahí tenía que haber habido una sanción mayor, eso es una agresión física, recuerden que Sebastián le tiro un vaso de agua a un compañero y a él lo pasaron directo a placa y fue solo agua”.
Agregando que no esperaba que los tres fueran sancionados. “Me sentí desvalorizada, porque sentí que, finalmente, las agresiones que ellos habían tenido respecto de mí eran mayores aun cuando yo sí agredí verbalmente a Alexandra, me salí de madres, con Manuel también, pero en ningún caso agredí físicamente a nadie”.
En la misma línea añade que esto se suma a que Manuel fue salvado por el teléfono rojo. “A mí se me cayó el mundo, porque te prometo que me sentí super ninguneada dije: ‘qué hago acá. Este tipo antes de ayer me dijo las palabras más feas que se le puede decir a una mujer’, él que es de una generación nueva donde el objeto de físico ya no es una cosa para andar recriminando”.
“Sobre todo a una mujer, las mujeres ya no somos objetos y este tipo diciéndome unas cosas vejatorias, humillantes, que de verdad si no es por la seguridad que tengo y por el crecimiento personal que tengo a otra persona tal vez ala deja psicológicamente muy mal”, expresó.
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