Tiembla la monarquía británica. El príncipe Harry y su esposa Meghan Markle, los llamados duques de Sussex, han decidido desvincularse de la familia real, según anunciaron a través de su cuenta de Instagram.

Los medios ingleses y de celebridades alrededor del mundo ardieron ante la publicación revelada por la pareja, donde indicaron que "pretendemos dar un paso atrás en nuestro papel de miembros senior de la familia real y trabajar para ser económicamente independientes", eso sí, recalcaron que "continuará nuestro pleno apoyo a su majestad".

Así mismo, el mensaje establece que "planeamos equilibrar nuestro tiempo entre el Reino Unido y América del Norte y seguir cumpliendo con nuestros deberes respecto a la reina, la Commonwealth [Comunidad de Naciones] y las organizaciones de nuestro patronazgo".

La idea es que "este equilibrio geográfico nos permitirá educar a nuestro hijo en el aprecio a la tradición real en la que nació, a la vez que aportará espacio a nuestra familia para enfocarnos en un nuevo capítulo (de su vida)".

Según indicaron reportes de la prensa especializada, el anuncio tomó por sorpresa al Palacio de Buckingham y a la reina Isabel II no le gustó la idea que se le cruzó en la cabeza a su nieto. De hecho, poco después de que la publicación viera la luz, un comunicado tajante de parte de la realeza deslizó indirectamente aquel descontento.

"Las discusiones con el duque y la duquesa de Sussex están en una fase preliminar. Entendemos su deseo de adoptar un nuevo rumbo, pero estos son asuntos complicados que exigirán tiempo para su solución", zanjó el frío mensaje desde Buckingham.