Antes de convertirse en la reina de la música tejana, Selena Quintanilla era un joven con sueños y una voz incomparables. "Selena, La Serie" narra su recorrido desde los inicios, cantando en pequeños eventos en su Texas natal, hasta su transformación en una de las artistas latinas más exitosas de todos los tiempos, así como los años de esfuerzo y sacrificios que los Quintanilla tuvieron que pasar.

Y es gracias a esto último que la producción tiene un comienzo extremadamente lento para establecer una realidad precaria que bien podría quedar clara con un par de escenas. Con ello, desde el primer momento se establece que la serie no trata sobre Selena como individuo y personalidad, sino que más bien es una narración colectiva acerca los esfuerzos de la familia por sacar adelante un proyecto musical que la tiene a ella como piedra angular.

De ahí que no es tanto una serie musical, como sí un drama familiar, al expandir el mundo de la estrella de la música tejana principalmente a través de su padre Abraham como manager, su hermano A.B. como compositor y productor, además de su hermana Suzette como la voz que refleja las inquietudes de la cantante, quien aquí pareciera no tener mucha voz ni voto.

Por momentos, esta tanda de capítulos se queda demasiado en los personajes secundarios y sus historias poco alentadoras. Eso pasa sobre todo con el hermano, quien cada vez que se enfrenta a un desafío de traer nueva música a la banda y parece una problemática que va a crecer para explorar, siempre lo termina resolviendo con gestos e ideas fortuitas que aparecen de la nada, sin procesos, sin cuestionamientos, como iluminaciones repentinas poco creíbles.

El espectador que está pensando en ver una mirada más introspectiva sobre la cantante que llegó a vender 70 millones de discos a nivel mundial, probablemente no caerá en este encanto, porque los conflictos que presenta no llegan a ser lo suficientemente interesantes como para acaparar la atención, provocando que los capítulos se puedan ver revisando redes sociales, pensando en qué verás a continuación o simplemente ser víctima de la más mínima distracción, para no caer presa del aburrimiento.

Cuando aquí Selena se burla de lo melosas y exageradas que son las telenovelas mexicanas parece gracioso y lo es, pero cuando te das cuenta de que con eso la serie también parece estar burlándose de sí misma, ahí deja de provocar simpatía. Es en ese punto donde la propuesta inicia un descenso hacia motivar en el espectador una sensación de querer dejar esta relación hasta aquí.

Con esto te hace cuestionar también si el hecho de que la familia de Selena esté tan estrechamente vinculada con la producción haya impactado profundamente en el tratamiento de la historia, disminuyendo los tonos graves al punto de que todo parezca liviano y que reine un espíritu de alivio, de "sentirse bien", que es uno de los conceptos con que Netflix describe la serie en su plataforma. Más Disney que Disney, pero sin lo divertido.

En nueve capítulos, esto parece más una declaración de "nosotros hicimos a la estrella", antes que "así se creó una exitosa aunque trágica cantante".

Pero hay que concederle un par de cosas. El casting de Christian Serratos, a quien conocíamos en una nota muy diferente por su Rosita de "The Walking Dead", si funciona en su caracterización con gestos y movimientos que la transforman en Selena, sobre todo en el escenario durante los números musicales, que son los momentos en que más se la puede ver brillar.

En tanto que, por otro lado, la serie no tiende a estigmatizar de manera grotesca a los latinos cómo sí lo hacen otros vehículos televisivos que siempre se esmeran en mostrar el lado menos amable en torno a las drogas, la pobreza y la marginalidad social; es una narración de esfuerzo al mismo tiempo que un retrato del camino a la adultez, sin un prisma de discriminación, más allá de lo despiadada que puede ser la industria musical.

Sí, es una serie llena de buenas intenciones, cargada de energías positivas, pero aún así carece de lo necesario para sentirse robusta y adictiva. Divaga en escenas innecesarias, escarba en terrenos poco interesantes, y entonces pierde el hilo que por momentos amarra la atención.

Ni siquiera resiste muchas comparaciones con la película de 1997 protagonizada por Jennifer Lopez, ya que si bien esa no era una gran entrega cinematográfica, al menos te conquistaba al nivel de funcionar como un retrato biográfico mucho más ágil.

La principal pregunta que deja "Selena, The Series" es: ¿valía la pena volcarse a contar esta historia en un formato amplio televisivo, cuando te hace ver una figura central distante y ya había sido retratada de manera más acertada en otras tantas producciones? Entonces, el resultado ya no parece convincente, sobre todo porque aún falta el punto cúlmine para esta historia.