El público más familiar de lo que va de festival se hizo sentir en todo su esplendor. Desde cantar, hasta no querer más a la humorista y luego exigir el máximo galardón a su grupo nacional. El monstruo, definitivamente, abrió los ojos.

Si algo se destacaba de la tercera jornada del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, era precisamente la cualidad del público, ya que por primera vez nos íbamos a encontrar con un respetable un tanto más transversal, de un carácter muy familiar y que aplaudirían al artista que fuesen a ver de manera muy respetuosa y ferviente.

Y de alguna manera fue así con el mexicano Alejandro Fernández. El reconocido potrillo – otro que tampoco está en mi setlist – brilló con luces propias apoyado fielmente por sus seguidoras que por años lo han acompañado. Eso sí y a pesar de lo que se comenta de él sobre sus caídas, algunas de ellas muy criticadas en lo que respecta a su estado corporal, el tipo es un crack. Demuestra saber salir jugando y convierte sus conciertos en verdaderos karaokes.

En su cuarta participación en Viña del Mar, siento que es quizás, su mejor presentanción en el anfiteatro de la Ciudad Jardín. No tuve inconvenientes y tuvo a todo el público en su mano. Calidad, le llaman algunos y que no todos la tienen, si no recordemos el final de la última noche y el inicio de la segunda.

Alejandro Fernández: Con calidad, conquistó al monstruo (Agencia Uno)

Alejandro Fernández: Con calidad, conquistó al monstruo (Agencia Uno)

Ahora, el momento que todos esperábamos, el humor. Belén Mora se plantó en el escenario de la Quinta Vergara con su seguridad habitual y si bien siempre fueron tibias risas, a veces un poco más eufóricas que otras, la rutina fue de más a menos. El monstruo siempre tuvo un ojo entrabierto hasta que definitivamente abrió los dos.

Gaviota de plata forzada por los animadores quienes luego la expusieron sí ahora en una especie de Coliseo Romano como la misma Belenaza dijo alguna vez. Inncesario ese bis que nadie escuchó y los gritos tanto de “gaviota” y “de oro”, fue una lucha entre quienes sí la apoyaron reconociendo lo pálido de su rutina contra los que sin duda mostraban su pulgar hacia abajo. Belén, tu momento era el 2020 y no lo quisiste así.

La noche complicada de Belén (Agencia Uno)

La noche complicada de Belén (Agencia Uno)

Para el cierre, lo mejor de lo que va del Festival y quizás, del certamen completo. El grupo chileno Los Jaivas comienza así su celebración de los 60 años de carrera ininterrumpida y lo hicieron con una Quinta Vergara a rabiar. Desde luego por la hora en que asomaron en el escenario – muy tarde con una gran falta de respeto con el artista chileno – muchos ya se habían marchado a casa.
Pero ellos juegan de local en Viña e indudablemente el éxito estaba garantizado. Con una tremenda introducción musical donde pasaron por una gran cantidad de instrumentos hasta interpretar sus más grandes éxitos que en total fueron seis.

La alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, les entregó las llaves de la ciudad, pero eso no bastaba. El monstruo seguía con los ojos abiertos, bien abiertos y si bien antes reprobó a una comediante, ahora lo hacía para exigir el premio mayor, la gaviota de platino. Tras intepretar “Todos Juntos” y si bien algo se sabía, era inevitable lo que iba a suceder y terminaron entregando el trofeo mayor del festival, el premio destinado para los grandes como por ejemplo a Luis Miguel, Isabel Pantoja y a Lucho Gatica en un homenaje póstumo.

Mario Mutis recibe las llaves de la ciudad de Viña del Mar (Agencia Uno)

Mario Mutis recibe las llaves de la ciudad de Viña del Mar (Agencia Uno)

En fin, la Quinta despertó, un monstruo que si bien tiene muy pocos dientes, se mostró feroz, pero sin ser destructivo. Asomó sus características y curiosamente lo hizo, en la noche más familiar de todas. Guiño para la organización, quienes priorizaron otros parámetros antres de construir un verdadero festival, como la fue la noche del martes 21 de febrero.