El llamado "Asesino del Tambor" volvió a ser un foco de atención para los medios después de ser identificado como la pareja de la madre de Ámbar Cornejo, la joven de 16 años que se encuentra desaparecida desde el 29 de julio en Villa Alemana.

 

Hugo Humberto Bustamante Pérez urdió un siniestro plan para no ser descubierto tras golpear y degollar a Verónica Vásquez Puebla, quien fuera su pareja, y estrangular a su hijastro de apenas 9 años, Eugenio Honorato Vásquez.

La razón tras el crimen apunta a que Vásquez habría vendido la casa, ubicada en el sector de Hipódromo, por apenas 8 millones 500 mil, de acuerdo con la persona que la adquirió, y la decisión de la víctima de destinar el dinero a la compra de otra vivienda.

Según describen reportes periodísticos de la época, tras la primera agresión, Bustamante procedió rematarlos golpeando los cuerpos en distintos lugares. Ambos botaban sangre por la boca.

Bustamante puso un paño en la garganta a Vásquez. La amarró de pies y manos con un cable coaxial. La autopsia indicó que no torturó a la mujer en vida: Hugo degolló a Verónica ya muerta, también le removió la lengua y mutiló uno de sus brazos.

Posteriormente, las cabezas de ambos las cubrió con alusa plast y bolsas plásticas. Y, luego, introdujo los cadáveres en posición fetal al tambor metálico de 200 litros, uno frente a otro. El niño le resultó más fácil, admitió después.

Todo el procedimiento supuestamente lo concretó en el living de la propiedad en cuestión que habitaron por cerca de un año junto a Vásquez, mismo lugar donde funcionaba un almacén que les servía de sustento.

Tras eso, Bustamante se trasladó para visitar a una serie de corredores de propiedades en Quilpué. Eso hasta que terminó arrendando una casa ubicada en calle Toromiro, en el sector de Troncos Viejos.

El sujeto se entusiasmó con la propiedad, sobre todo por su amplio patio y alta pandereta, por lo que no anduvo con rodeos y pagó tres meses de una sola vez, por un total de 195 mil pesos.

Listo el acuerdo, retornó al lugar donde dejó a sus vícitmas y le pagó 6 mil pesos a una persona que le había cobrado 4 mil, para motivarlo a mover lo más rápido posile el tambor, que terminó enterrado en la casa que recién había arrendado.

El gran error que delató a Bustamante: la combinación química que se formó en el contenedor por la cal, el agua y las prendas íntimas de su conviviente, que terminó quemando el cable que sujetaba la tapa, que cedió y dejó escapar el olor a descomposición de los cuerpos de Verónica y su hijo Eugenio.

En ese entonces, vecinos lo describieron como "un hombre tranquilo" que se llevaba muy bien con su pareja y el niño, de hecho "todos los conocían como el 'Tío Hugo'".

El caso fue tan mediático que incluso el popular programa de TVN "Mea Culpa" le dedicó uno de sus capítulos en 2006, apenas un año después del delito, especio en el que incluso conversaron con él.