Las pelotas paradas han cobrado una importancia crucial en el fútbol moderno. En el Mundial de Rusia, el 43 por ciento de los goles llegó por jugadas de balón parado.

Fueron 73 tantos sobre 169 goles en el torneo: 26 desde un tiro de esquina, 23 de penal, 16 de tiro libre, 6 de la jugada originada de un tiro libre y dos desde un lateral.

El balón detenido desplazó a la posesión como gran factor en los resultados: Francia tuvo la pelota solo el 36 por ciento de la final ante Croacia y anotó cuatro goles.

O lo de Inglaterra, que celebró nueve de sus doce anotaciones en Rusia desde una pelota muerta.

 

 

¿Y la Roja?

Chile no debe ser a excepción y la Copa América es un buen lugar para mostrarlo. Sin embargo, la Roja no cuenta con lanzador de faltas especialmente destacado y la función es compartida.

Según los últimos amistoso de Reinaldo Rueda, Alexis Sánchez y Arturo Vidal son encargados de los lanzamientos penales.

Pero el goleador histórico de la Roja tiene la prioridad, aunque perdió los dos últimos, ante Costa Rica en Rancagua y Honduras en Temuco (y convirtió el rebote).

 

Además, Alexis y Vidal se encargan de los tiros libres, acompañados por Charles Aránguiz, quien se dedica a la táctica fija y monopoliza los tiros de esquina.

El Príncipe es designado desde el banderín derecho y el izquierdo, denotando la carencia de un zurdo que destaque en la ejecución. Pero en Brasil habrá otra alternativa: Erick Pulgar.

El volante del Bologna marcó cinco goles de penal y uno de tiro libre en la Serie Además dio dos asistencias a dos goles de cabeza: una desde corner y la otra vía tiro libre.