Simone Biles no desaprovechó la oportunidad de brillar en su última presentación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y en sumó una medalla de bronce en la final de la viga de equilibrio de la gimnasia artística a pesar de sufrir un delicado cuadro de ansiedad que le impidieron ratificar lo hecho en Río 2016.

La estrella estadounidense pudo mostrar todas sus capacidades nuevamente y a pesar de no poder estar en lo más alto del podio, esta presea tiene un significado mucho más especial. "Lo hice por mí y estoy orgullosa de haber sido capaz de competir de nuevo. Hay que darse cuenta de que somos seres humanos, no sólo unas atracciones", afirmó.

La multicampeona no competía desde hace una semana al no continuar en la final por equipos, en la que se llevaron la plata, y despidiéndose de los otros tres aparatos. "Pasan cosas por detrás de las que la gente no tiene ni idea. Físicamente, no habría podido hacer las otras finales sin ponerme en peligro porque hay giros y habría seguido perdiéndome en el aire y estrellándome", añadió.

Si bien París 2024 está cerca para una atleta de su edad, la gimnasta pone foco en otras cosas de mayor peso. "Tengo que asimilar estos Juegos Olímpicos, ha pasado muchas cosas. No estoy pensando para nada en París (2024). Hay tantas cosas sobre las que tengo que trabajar primero", puntualizó.

"Diría a los otros atletas: pongan su integridad física por encima de todo, aunque eso supongo ausentarse de las mayores competiciones, será mejor mentalmente. Mi salud física y mental cuentan más que todas las medallas que pueda ganar", fue la conclusión más importante de Biles.