A Lewis Hamilton le bastaba con poco para ser hexacampeón del mundo, si se considera el octavo lugar necesario en el Gran Premio de Estados Unidos para concretar un nuevo título de la Formula 1.

Pero el británico no quiso dejar espacio a las especulaciones. Arrancó quinto en Austin, pero nuevamente las estretegias de Mercedes funcionaron a la perfección para imponerse a los Ferrari de Sebastian Vettel y Charles Leclerc. Terminó segundo y se llevó la corona mundial.

El único escollo que tenía era su compañero Valtteri Bottas, quien no soltó el pie del acelerador y sacó partido de su táctica con dos paradas para aventajar a Hamilton a poco del final y timbrar su cuarto triunfo en la temporada.

Con el resultado, el británico se puso a una corona de las siete que consiguió Michael Schumacher, el máximo ganador de la historia de la Formula 1, y dejó atrás al legendario Juan Manuel Fangio.

A dos fechas del final, Lewis Hamilton hace historia y es el gran rey de la velocidad sobre cuatro ruedas.