La épica y los momentos de gloria no son los únicos que quedan en la retina de quienes miran los Juegos Olímpicos. Muchas veces las derrotas son más recordadas, sobre todo cuando tienen un dejo legendario.

Eso es lo que pasó en Sidney 2000, precisamente en la prueba de los cien metros libres de la natación. Fue allí que participó el guineoecuatoriano, Eric Moussambani.

El nadador de África Central no ganó y, de hecho, salió último de la competencia. Cuando todos habían terminado de nadar, Moussambani seguía en la piscina, braceando.

Pero, el público, en vez de mofarse, se paró y empezó a aplaudir y a alentar al deportista de Guinea Ecuatorial. Tras llegar último, y pasado el tiempo de aquella gloriosa proeza, fue conocido como “el nadador más lento de la historia de los Juegos Olímpicos”.

Está en París

Como buen deportista, Moussambani no cesó en sus esfuerzos por competir, pese a lo vivido en Australia. Cuando el dictador del país africano, Teodoro Obiang, le preguntó sobre su preparación, el nadador confesó que se entrenó en una piscina de diez metros de largo, en un hotel de Malabo.

Lo que provocó fue que se comenzaran a crear las primeras piscinas olímpicas en Guinea Ecuatorial. Con el tiempo, Moussambani pudo practicar adecuadamente y quiso participar de Atenas 2004, pero un problema con la visa le prohibió ir.

Ha pasado el tiempo y se convirtió en un emblema de la natación y del deporte en su país. Ahora, Moussambani se transformó en el entrenador del seleccionado nacional de Guinea Ecuatorial, entrenando a uno de los pocos africanos presentes en París 2024: Higinio Ndong Obama, quien competirá en los 50 metros libres masculino.