Juan Martín Lucero contaba ansioso las horas para poder volver a mandar una pelota dentro del arco rival y grital gol a todo pulmón. 53 días pasaron desde que el delantero argentino anotó por última vez, ya que el 8 de abril convirtió uno de los dos tantos con los que Fortaleza empató 2-2 con Ceará, y hoy la espera llegó a su fin. Aunque en una amarga jornada.

Este miércoles 31 de mayo, el “Leão do Pici” recibió al Palmeiras en el Estadio Castelão por los octavos de final de vuelta de la Copa de Brasil, y la tarea para los locales era titánica ya que en la ida, jugada el miércoles 17 en el Allianz Parque de São Paulo, cayeron por 3-0. Así, el exdelantero de Colo Colo rompió su sequía goleadora de un mes con 23 días y colaboró para intentarlo, pero no alcanzó.

El minuto 73, el ariete trasandino de 31 años aprovechó que el disparo de un compañero dio en el vertical de la portería rival y le quedó servida para empujarla y festejar, y justamente eso fue lo que hizo el oriundo de Junín. Así, Lucelo le puso fin a casi dos meses muy amargos sin poder convertir.

Tristemente para los dueños de casa, el marcador final fue ese: 1-0. Por ende, el pitazo final indicó que el tablero global fue de un 3-1 final a favor del Verdão, que a pesar de caer por la cuenta mínima terminó asegurando su cupo en los cuartos de final de la competencia del país de la samba.

Así las cosas, Juan Martín Lucero de seguro ahora quedará con hambre de aprovechar el tiempo perdido y buscará seguir marcando goles tras esta sequía que lo tuvo 53 días privado de la posibilidad de hacer lo que todo futbolero ama hacer: gritar un gol con el alma.

Para eso, el próximo desafío de Fortaleza será este sábado 3 de junio. Por la fecha 9 del Brasileirao, el Gato Lucero y compañía deben recibir a Bahía desde las 15:00 horas.

Este jueves 1 de junio, desde las 19:00 horas, el Flamengo de Jorge Sampaoli, Arturo Vidal y Erick Pulgar recibe a Fluminense en el Estadio Maracaná para jugar la vuelta de los octavos de final. Tras igualar 0-0 en la ida, duelo también jugado en el templo del balompié brasileño, este duelo será de vida o muerte.