Tras el recordado 2-8 de Bayern Munich sobre Barcelona en Champions League, era momento de tomar decisiones en un club en una profunda crisis económica y deportiva. Tras este partido también llegó el famoso burofax de Lionel Messi buscando su salida, que en esa ocasión no se concretó, una situación complicada en la que Ronald Koeman tomó el cargo de entrenador.

Solo 67 compromisos duró el neerlandés en el cargo, quien como primeras decisiones decidió separar la banda sudamericana al no contar con Arturo Vidal, quien recaló en el Inter de Milán, ni Luis Suárez, dejándolo marchar prácticamente regalado al Atlético de Madrid que con el uruguayo pudo ser campeón de La Liga.

Ni el King ni el Pistolero tienen demasiadas palabras de elogio al recientemente despedido técnico culé por las formas. Para el legendario exjugador blaugrana, los últimos días fueron una auténtica pesadilla con derrotas consecutivas en el Clásico ante Real Madrid, siendo su auto azotado por una turba de fanáticos en el Camp Nou, y la sentencia llegó al caer con Rayo Vallecano.

Todas las dudas con la que empezó esta campaña, la primera sin Messi en la institución comenzaron a hacerse realidad con la goleada ante el Bayern Munich en Champions por 3-0. Desde entonces, solo tres victorias en nueve juegos, una conferencia de prensa leyendo un comunicado sin aceptar preguntas y un desempeño de bajo nivel en el terreno de juego.

Koeman se va por la puerta atrás en Barcelona, tal como hizo que se despidieran jugadores de la talla de Suárez y Vidal, marchas que fueron solo el anticipo del triste final de una banda sudamericana que estuvo rozando el triplete en la temporada 2018-19. Quien parece tomar el testigo es el histórico Xavi Hernández.