Guillermo Paiva tuvo un partido especial contra Cerro Porteño en la clasificación de Colo Colo a los octavos de final de la Copa Libertadores. El delantero tiene historia con Olimpia, el clásico rival del Ciclón, pero además regresaba a sus tierras. Su familia lo seguía con atención desde el municipio Presidente Franco.

Su hermano, Diego, habló con LUN sobre el momento de la clasificación y también de lo que ha sido el paso de Paiva por Colo Colo hasta ahora. “Hace mucho tiempo veníamos esperando este partido y sabíamos que Guille sería uno de los protagonistas”, contó.

“Realmente fue emocionante ver la clasificación con la familia reunida y poder gritar como locos por Colo Colo. A mi hermano lo veo muy bien en lo futbolístico y también en lo emocional. Pero lo más importante es que lo veo feliz”, celebró Diego, quien usa silla de ruedas.

La historia de la familia no es sencilla. La madre de ambos, Stella Ayala, contó al diario que “Diego nació con 36 semanas de gestación. Todo iba normal, pero tuve que entrar a urgencias antes de la fecha. Necesitaba una incubadora y en el hospital donde tuve a Diego no había. Le dañó el cerebro y la mitad del cuerpo”.

“Le afectó la movilidad y le retrasó el cerebro. Tal vez si le hacíamos constantemente fisioterapia estaría manejando mejor, pero éramos de escasos recursos. Poco o nada podíamos llevarlo al centro de rehabilitación”, relató.

La tremenda historia de Guillermo Paiva y su hermano

“Soy una persona con capacidades diferentes, mi familia me enseñó que solo hay discapacidad para la mente. Por eso pongo pecho a mi mundo con alegría, estudio y voy a fisioterapia”, dijo Diego a LUN. Su madre, en tanto, destacó el gran cuidado que Guillermo Paiva siempre le dio.

“Guille siempre se portó como el mayor, a pesar de que no lo es. Siempre cuidó a Diego, es su prioridad en todo. Basta con decirte que cuando almorzamos él está atento a su hermano para que no se atore porque suele atorarse con facilidad. Guille se da cuenta y lo golpea en la espalda. Para Guille era una tortura, pero siempre decía que era mi mano derecha”, narró Ayala.

Diego sigue la carrera de su hermano con gran atención. “Muchas veces el amor y cariño por mi hermano me traicionan y me peleo con algunos que lo retan por redes sociales, jajajá. Pero no soy el único, mis padres también”, relató. Todavía no puede venir a Chile. “Mi hermano suele pasarme fotos de los lugares que ha ido y son bonitos, me encantaría conocerlos”, cerró.

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