Colo Colo conmemora 29 años de la obtención de la Copa Libertadores, proeza que logró en 1991 de la mano de Mirko Jozic y que cada vez parece verse más lejana para el fútbol chileno. De paso, con cada temporada que pasa adquiere mayor importancia.
Por lo mismo en RedGol dialogamos con nueve campeones de América con el Cacique, partiendo por el icónico Marcelo Barticciotto que tiene clara la receta del éxito.
“El club era una familia, era maravilloso, la relación entre nosotros, con la dirigencia más allá de lo que digan de ellos. Éramos una familia. Por algo se ganó todo lo que se ganó. Creo mucho en los lazos, en las relaciones humanas. Había una armonía difícil de creer. Eso nos ayudó más allá de lo que jugaba cada uno”, aseveró.
“Los más grandes eran el Chano (Garrido), Raúl Ormeño, Daniel Morón, Flaco Dabrowski y Jaime Pizarro. Llevaban la voz cantante y eran líderes positivos. Se podía decir que eran cabrones, que el Chano jugó mundiales, pero eran líderes. Eso se notaba en que le hacían el trabajo fácil al técnico. Solucionaban todo antes de que le llegara al técnico y Mirko se dedicaba a dirigir”, profundizó el 7 de aquel equipo.
Asimismo, recordó una anécdota. “Cuando sale Miguel Ramírez fue un boom. Encima estaba la telenovela de Cheíto, la del momento, venezolana. Miguel tenía arrastre con las chicas, lo iban a ver chicas al entrenamiento. Hasta dos mil personas nos iban a ver entrenar, eran prácticas abiertas. En un momento Miguel medio se agrandó y lo agarraron en el sauna un día. ‘Sabes qué pendejo, no te agrandes, acá hay jugadores mucho más ganadores que vos’. Miguel lo agradece. Se agrandó y lo aterrizaron. Así eran los líderes. Quizás después el técnico lo sacaba”, expresó.
“CADA AÑO QUE PASA ADQUIERE UN VALOR MÁS IMPORTANTE”
El propio actual DT de Santiago Wanderers refrenda aquello. “Ahí está la importancia de los líderes y uno lo trata de replicar. Venía de Lo Prado, sólo tenía el barrio, era mi mundo. Vivía encerrado en una burbuja. Pasar del barrio a Colo Colo, el equipo que siempre quería, al que mi papá me llevaba a ver jugar, era un sueño. Tuve una carrera muy rápida. Llegué el ‘85, el ‘87 me subieron, el ‘90 era titular y el ‘91 ganamos la Libertadores. Uno no está preparado para esa caja de resonancia y los que te van preparando son los líderes, los mayores como el Chano, Morón, Jaime Pizarro. Te dan herramientas.
“Fue la etapa más importante de mi formación profesional. Hace poquito nos empezamos a juntar con los integrantes del plantel. Sentía la necesidad de juntar a los muchachos y decirles lo importantes que fueron en mi vida, cuánto aprecio sus consejos, su ayuda, el haber sido partícipe de un plantel ganador”, comentó el ex defensor central.
“Cada año que va pasando adquiere un valor más importante. Me quedo con el cariño, el respeto, la admiración de todos los jugadores. Formaron parte importante de mi crecimiento profesional y eso lo voy a agradecer por siempre”, abundó.
“NO HABÍA CONFLICTOS, DISFRUTAMOS MUCHO”
Y sobre lo que dijo Barticciotto de la familia, lo complementa Ricardo Dabrowski. “Lo que expresó Marcelo es el sentir de todos. La base de los logros que tuvo ese Colo Colo se dieron por el respeto, la convivencia y el querer ser parte. Seguro que es el logro más importante la Copa Libertadores, pero ese grupo ganó un tricampeonato de torneos largos y tres Copa Chile de hoy. Eso no es fácil, mantener tres o cuatro años el rendimiento más allá del cambio de jugadores y hasta de técnicos”, dijo.
“Nos acordábamos con el Pato Yáñez lo que fue ese grupo. Pasábamos mucho concentrados, teníamos que tener una buena convivencia. Varios veníamos de años anteriores y cada año que pasaba se iba mejorando. Nos sentíamos muy bien. No había conflictos, era todo con gusto, lo mismo los viajes. Siempre tratamos de ver el lado positivo. Disfrutamos mucho”, abundó.
“EL COLO COLO ‘91 FUE PRODUCTO DE CINCO AÑOS DE CONSTRUCCIÓN”
Daniel Morón era uno de los experimentados de aquel plantel y, como tal, recuerda una de las claves. “Lo de Colo Colo campeón de América no nace de un día para otro, son cinco años de una construcción de un equipo. Partió el ‘86 con Arturo Salah, a fin de año se va Astengo, el ‘87 se va Roberto Rojas y ahí se comienza a armar y a no desarmar más el equipo. Sólo se empezó a potenciar. No porque hayamos llegado yo y Dabrowski, quizás eso fue lo que menos se potenció (ríe)”.
“El ‘88 llega Lalo Vilches, Rubén Espinoza, después el Negro Salgado, Rubén Martínez, el Pato Yáñez y el Coca Mendoza. Entonces siempre se fue depurando el equipo. En cinco años se hizo un trabajo de maduración. El ‘90 llegamos a segunda fase y estábamos para un par de escalones más y recibimos ese mazazo de Vasco da Gama por penales. Pero ya ese equipo que se había formado estaba dando señales de que tenía posibilidades de ir por algo más. Y así fue”, completó.
Y ahora, ¿se puede repetir? “Es difícil mientras equipos como los brasileros sigan invirtiendo tantas lucas, como los 45 millones de dólares de Flamengo. River Plate fue campeón y finalista y ha mantenido una estructura pudiendo haber vendido muchísimos jugadores por muchas lucas. Eso no es fácil. Acá cuando hay un jugador que aparece poquito tiempo y anda bien, viene una grúa y te lo lleva”, remató el Loro.
“ERA UN DESCONOCIDO Y PARECÍA QUE SIEMPRE HUBIERA ESTADO EN COLO COLO”
Coca Mendoza fue uno de los refuerzos, proveniente desde O’Higgins. “Era un desconocido y parecía que siempre hubiera estado en Colo Colo. Creo que estoy en la historia porque fui un refuerzo aporte, lo que necesitamos ahora (…) Lo soñaba y por eso digo que los sueños se pueden cumplir, cuando uno trabaja, es disciplinado. Quería llegar a Colo Colo, ganar todo, pero no pensé que tan rápido me iba a cambiar la vida de un año para otro. Después de años le tomé el peso”, recordó el de Graneros.
Sobre su lesión, manifestó que “hago la misma jugada de siempre, me desestabiliza y quería apoyarme para salir rápido. Pero como estaba con rocío por el invierno, se me salió todo el codo, se me luxó. El médico de Colo Colo era ginecólogo, si hubiera estado el jefe médico, Álvaro Reyes, me pone el brazo y hubiera estado al menos en el estadio. Como pensaron que era grave, me llevaron a la clínica y me perdí la celebración. Celebro el tercer gol con los médicos saltando en la camilla y me devuelvo al estadio con la férula. Llegué al camarín y pude abrazar la Copa”.
Asimismo, y para concluir, Mendoza dijo que “es tal la grandeza de ese Colo Colo que uno sólo tiene que agradecer. Y eso uno lo recibe en la calle, de la gente, es lo mejor que uno puede recibir. De Graneros me fui a Japón en un año. Colo Colo es mi vida, mi casa”.
“Colo Colo tiene obligación de ganar. Lo tengo claro. La gente siempre quiere que gane. Sólo sirve el primer lugar” – Mirko Jozic tras asumir en la banca de Colo Colo. Ganaría tres Campeonatos Nacionales, una Copa Libertadores, una Recopa Sudamericana y Copa Interamericana.
“NO QUERÍA SOLTAR LA COPA LIBERTADORES”
Rubén Espinoza fue otro de los puntales. “La parte profesional se vio siempre. Había un sentimiento hacia Arturo, pero el plantel entrenaba igual, el objetivo era el mismo. En Colo Colo el objetivo el año ‘91 era ganar la Copa Libertadores. Por eso fue la preparación en La Leonera donde Mirko creo que cambia su metodología. Hubo un gran trabajo de Marcelo Oyarzún, preparador físico. Joven, con una vitalidad que transmitía para que uno quisiera comerse a los rivales. Estábamos muy bien preparados. Entrábamos convencidos que los equipos no iban a durar porque los presionábamos en campo rival. No dejábamos salir al rival”, recordó el de Tomé.
“Era un ambiente de fiesta, la gente tiraba mucha vibra positiva. El principio fue complicado, Remigio Fernández, el central, me tiró un planchazo y me lesionó. Pedí un vendaje, que no me sacaran y después me pusieron cuatro puntos. La final no me la iba a perder por ningún motivo, menos jugando de local. Después viene lo del Coca y terminamos jugando con un equipo no improvisado, pero joven con respecto al más titular. Ya con el tercer gol sentimos que la Libertadores se quedaba en Chile. Ahí aparecieron los jugadores”, complementó.
“Me alegro por Lucho Pérez. Entrenaba para jugar, pero tenía grandes jugadores, Barticciotto, Rubén Martínez, Dabrowski, Pato Yáñez. Esperó su momento y lo resolvió con dos goles en la final. No tenía ningún minuto anterior y pasó a ser un jugador sumamente valioso”, aseveró.
Sobre la gran cantidad de fotos de él con el trofeo, contó por qué se dio. “No quería soltar la Copa Libertadores. Era un desafío muy grande, la obtuvimos y no la quería soltar. Lo que me tenía más picado es que los del Atlántico decían que esa copa se mira y no se toca. Cuando la tuve en mis manos traté de hacer participar a la mayor cantidad de gente. Se la llevé a los hinchas, les decía que la tocaran. Era una sacada de madre de vuelta a los equipos del Atlántico. Ahora un equipo de Chile, Colo Colo, la tenía. En La Moneda hice lo mismo, ese era mi mensaje, que la gente tocara la copa, los hice partícipe de una frustración que tenía yo como jugador”, relató.
“SALIMOS A ARRASAR EN LA FINAL”
Un héroe silencioso para ese Colo Colo fue Eduardo Vilches, el volante tapón del equipo de Mirko Jozic.
Y el también campeón con Necaxa comentó que “el grupo era el plantel, no había grupos por cada lado. Es muy difícil cuando se alinean los planetas y se juntan la calidad de jugadores que se juntó ese año. Todos éramos uno. Antiguo el dicho, pero todos para uno y todos para uno, así funcionábamos. Cuando nos teníamos que tirar las mechas, lo hacíamos. Aguantábamos y aceptábamos cuando cometíamos un error y un compañero nos decía. Eso fue lo maravilloso del grupo”.
“Estábamos seguros tras pasar a Boca, teníamos todo el respaldo para ganar la Copa Libertadores. Cuando llegamos a la final nos dijimos que ése era el momento. Salimos a arrasar en el último partido. El fútbol chileno había tenido oportunidades y teníamos que hacer historia”, puntualizó.
“Yo puedo dejar Colo Colo, pero Colo Colo nunca me dejará a mí. La camiseta blanca es parte de mi vida y del futuro de mi familia” – Mirko Jozic tras salir de Colo Colo para asumir en la Roja.
“EN COLO COLO ME REINVENTÉ”
Patricio Yáñez era otro de los “hechos” y de los refuerzos de ese Colo Colo proveniente, ni más ni menos, que de Universidad de Chile una operación que remeció el mercado.
Pero el Pato ya había deslumbrado antes. Tenía un Mundial, dos Copa América y ya un recorrido largo por España.
“Colo Colo me terminó de consolidar en términos de aceptación. Conseguir títulos, la Copa Libertadores, la Copa Chile… Fui campeón con San Luis cuando ascendimos a Primera el ‘80, pero Colo Colo fue lo mejor. Me daban como un jugador acabado, que ya no tenía nada que hacer y me reinventé, me motivé, encontré espacios para trabajar, para ser feliz dentro de la cancha”, aseguró el ahora comentarista.
“QUERÍA SALIR GRITANDO, TENÍA LA MENTE EN BLANCO”
Leonel Herrera cerró la fiesta. Era de los jóvenes, le tocó jugar ante la falta de delanteros en la final y, tal como Lucho Pérez, no desaprovechó.
“Es como si hubiera sido ayer, los recuerdos están demasiado vivos. La gente te lo recuerda en cada momento. Es impresionante, vamos para los 30 años y todo el mundo se acerca a saludarte, a recordártelo. Eso te llena de orgullo, que un partido de fútbol pueda marcar tanto a la gente. Y en especial a mí”, relató.
Sobre su tanto, para cerrar, Leo dijo que “quería salir gritando, tenía la mente en blanco y cuando me doy cuenta de lo que había hecho es cuando llega Barti y me dice ‘Leo, esto es para tu viejo’. Ahí reaccioné, me di cuenta, me fui llorando a reanudar el partido”.