Uno de los apodos más inéditos y recordados del fútbol chileno corresponde a Ricardo González, el querido “Manteca”, que por años defendió rústicamente a equipos como Unión San Felipe, Unión Española y Colo Colo.
Hoy, el ex central figura en el elenco aconcagüino, donde en diálogo con RedGol cuenta su presente y repasa las mejores anécdotas. Al respecto, González dice que “estoy en Unión San Felipe hace cuatro años”.
“He estado en las divisiones menores, también trabajando con la femenina, ya sea Sub 19 y adulta. En este momento estoy con la adulta, son chicas profesionales. Quiero dejar algo para que lo puedan llevar a cabo el día que les toque jugar”, dice Manteca.
Sus mejores historias en el fútbol chileno
Ricardo “Manteca” González es sinónimo de rudeza y talento en el fútbol chileno. Humilde como siempre, el própio ex defensa le dice a RedGol sobre su mentor que “ver jugar a Lizardo Garrido era una deleite, te enseñaba todo lo que se requiere para el puesto”.

“Uno tuvo la posibilidad de estar en en la época que estaba bien y después me también me tocó la época que venían los equipos en quiebra”, recuerda previo a contar el origen de su apodo.
Fue ahí que el hombre del Uní Uní echó al agua a Eduardo Nazar como el culpable de su sobrenombre. González contó que “le ponía mucho color para pegarle a la pelota y claro, uno como joven ahí como que le ponía más estilo”.

“Gesticulaba mucho, le ponía color y el “Flaco” Nazar me dijo, ‘Qué mantecoso este’. Le agradezco a Unión San Felipe y tengo mucho cariño por Unión Española. También jugar en un grande como Colo Colo”, dijo el defensa que falló el decisivo penal en la Libertadores 94 ante Junior.
Finalmente, el querido Manteca desclasificó una charla con Hernán “Clavito” Godoy en San Felipe, donde “Jugábamos con la U y (Mauricio) Cataldo no estaba citado, y de repente llega y entra con un perro. Y Cataldo era regalón de Clavito”.

“Lo dejó entrar con el perro a la charla y de repente el perro se movía y el Clavo me miraba a mí, como yo era el más viejo. Parecía ovejita el perro y se movía, hasta que pegó un ladrerío y le dijo el Clavo, “Métete el perro por la ra…, cabro cul…, sal de aquí, jajajá”.