Yamal Rajab y todo su equipo en la gerencia de Ligas Profesionales de la ANFP tendrán que invertir una alta cantidad de neuronas en la programación de los torneos chilenos para septiembre. Es que el fixture, que incluye el Campeonato Nacional en Primera División, Primera B y Segunda división y la Copa Chile, estará marcado por cuatro eventos extradeportivos y excluyentes.

El domingo 4 de septiembre es el Plebiscito de Salida y varios estadios serán centros de votación, como ocurre tradicionalmente. Una semana después se conmemorará un nuevo aniversario del Golpe Militar, el 11 de septiembre, una fecha en la que no se pueden realizar eventos públicos porque la dotación de Carabineros se encuentra comprometida.

Una semana más tarde estaremos en Fiestas Patrias, que pueden extenderse del 16 al 19 de septiembre. Y del 19 al 27 de septiembre será periodo de fecha FIFA para selecciones, por lo que sólo se podrá jugar la Copa Chile, siempre que no exista un acuerdo del Consejo de Presidentes para abrirle la fecha al Campeonato Nacional.

En este contexto, en la ANFP se quiebran la cabeza para meter las dos fechas del fútbol de Primera División y las últimas tres fechas de la Copa Chile, todo un desafío en medio de un mes muy particular, que djó "tomados" todos los días domingo. La idea será movilizar todos los encuentros a la semana laboral, para cumplir con el mandato de la FIFA.

Al tratarse de un año en el que se disputa la Copa del Mundo, todos los torneos deben detenerse a partir del 14 de noviembre y hasta diciembre, para que la atención se centre en Qatar. De ahí que el término de las competencias se adelante prácticamente un mes, con respecto a la programación habitual.

Las intenciones de la ANFP además deben coordinarse con otra posible constante. Y es que los partidos deberán programarse de acuerdo a un orden especial, ante la preferencia de que los logros deportivos -como el título, una clasificación internacional o la permanencia- se definan en cancha. Un quebradero de cabeza.