El Manchester City logró dejar atrás su fama de arrugón en las instancias finales y logró bajar por fin la estrella que tanto deseaba, la Champions League. De la mano de Pep Guardiola, los ingleses vencieron en un apretado y sufrido partido al Inter de Milan por 1-0.

Un partido que, en la previa, tenía a un protagonista exclusivo: Erling Haaland, quien era el llamado a romperla en la final, dando así un paso excluyente rumbo al Balón de Oro que se entregará a fin de año. El noruego, gran figura de los ciudadanos, anotando 52 goles, necesitaba el partido consagratorio en Estambul.

Sin embargo, ese partido no llegó. Haaland sufrió con la defensa del Inter, que no lo dejó aparecer en ningún momento, y no fue factor. Pese a ello, mostró sacrificio para abrir espacios y que sus compañeros aparecieran, tal como terminó pasando en el gol de Rodrigo.

Y pese a no poder aparecer, el noruego ganando el trofeo de campeón de Europa, pica en punta de cara al prestigioso premio que entrega France Football. Considerando que esta temporada corre desde lo que ocurrió post Mundial de Qatar, el androide ha sido la principal figura del que es, por ahora, el mejor equipo del mundo.

Un camino para el que estaba llamado desde que comenzó a deslumbrar internacionalmente con su selección en el Mundial Sub 20 del 2019, donde le anotó nueve goles a Honduras. Tras ese partido, ganó fama internacional y dio el salto del Salzburgo al Borussia Dortmund y ahora al Manchester City.

Una primera temporada con los ciudadanos que comenzó de manera brillante pero que se fue apagando en la parte final, con el cansancio acumulado. Quedará para la siguiente, mal que mal tiene 22 años. Pero hoy día, sin brillar demasiado, dio un paso gigante para ser el mejor del mundo.