A sus 35 años, Caroline Wozniacki no es solo una leyenda del tenis. Detrás de sus 30 títulos y su reinado en el ranking hubo una pasión que nunca abandonó: el fútbol.
Su padre, Piotr Wozniacki, y su hermano, Patrik Wozniacki, brillaron en ese deporte. Y aunque la danesa acabó empuñando una raqueta, ha dicho en varias ocasiones que siempre prefirió patear la pelota.
Una familia donde el balón manda
En casa Wozniacki, el fútbol se respiraba por todos lados. Su padre y su hermano siguieron ese camino como futbolistas profesionales, mientras que su madre, Anna Wozniacki, apostó por el voleibol.
Caroline jugaba de todo, pero el fútbol era su primer amor. Sin embargo, las oportunidades para las mujeres en ese deporte no estaban a la altura y por eso el tenis se llevó el premio mayor.
El sueño que nunca fue
“Mi deporte favorito siempre fue el fútbol, pero no ofrece muchas posibilidades para las mujeres”, reconoció.
De esa forma, con las prioridades claras, tomó la decisión. “El tenis es el deporte femenino más popular y creía que me ofrecería mayores oportunidades de ser profesional”, confesó.
Caroline Wozniacki: De la cancha al número 1
El tenis le abrió las puertas que el fútbol cerraba. En 2018 levantó su primer Grand Slam en Australia, derrotando a la entonces número 1, Simona Halep.
No fue casualidad. A lo largo de su carrera acumuló grandes trofeos, finales memorables y semanas en la cima del ranking mundial.
Y aunque anunció su retiro en 2019, en 2023 volvió con ganas de demostrar que aún queda mucho tenis por dar.