El deportista nacional Sammis Reyes estuvo presente en el programa “Con peras y Manzanas” en donde entregó detalles su llegada a Estados Unidos y como empezó su camino en el deporte de alto nivel, hasta llegar a la NFL.

El jugador señaló que su arribo al país norteamericano para jugar basquetbol no fue sencillo. “A los 13 años comencé a jugar por la selección chilena y fuimos a un tour a Texas, en donde me vio un veedor de jugadores y me ofreció una beca”.

Señalando que sus padres le pusieron condiciones antes de dejarlo partir. “Me sentaron en una mesa ‘ya mier… ‘, me dice, ‘¿piensas que estás listo? Demuéstrame que puedes lavar tu ropa, que te puedes cocinar, vas a ser disciplinado, que vas a entrenar todos los días, que eres constante y te doy dos semanas para que demuestres eso. Pero ellos sabían, toda la vida, lo que se me venía y me prepararon”.

La llegada de Sammis a Estados Unidos

A los 13 años sabía cocinar, sabía lavar mi ropa, sabía hacerlo todo. Era independiente. Y mis viejos trabajan todo el día entonces yo vivía en la casa prácticamente solo hasta las 22:00 de la noche. Y les demostré eso, me miraron a los ojos y me dijeron que estaba listo”, comentó el deportista.

“Pero desde muy pequeño tenía una ambición muy grande. De los 0 a los 18 para mí era basquetbol y no existe nada más en la vida”.

Señalando que al momento de irse, fue una tía la que le compró los tickets a USA. “Mis viejos no tenían para comprar un pasaje y me fui con 50 dólares a Estados Unidos.

Su llegada al país no fue fácil, Sammis comentó que estuvo en el colegio más malo del estado en donde vivía, en donde vio a compañeros traficar drogas.

Estamos hablando de 15, 16 años y eran los que le movían la droga a los más viejos. En ese grupo encontré como mi refugio. Eso a mi me hizo ser mucho más duro, porque el colegio quebró y cerró”.

Agregó que no sabía qué pasaría con él en ese momento, pero que pudo quedarse en el departamento donde vivía, ya que estaba pagado por seis meses más. “Me quedé viviendo solo, sin computador, sin poder hablar con mis viejos, ellos no sabían”.

“Mi comida eran frijoles en lata y tenía una técnica en una tienda de donas, todo lo que no se consumían, las botan y el amigo latino que trabajaba ahí me decía, me das un dólar y te llevas lo que quieras y me iba a la casa con 12 donas. Ese era mi almuerzo, cena, desayuno, lo que fuera. Eso fueron los momentos más duros de mi vida”.

Revelando que siente orgullo por no ‘tirar la toalla’ a pesar de la adversidad. Tras un tiempo viviendo solo, se levantaba a entrenar solo durante esos seis meses. “Eso a mí me salvó”, explicó.

Señalando que estaba jugando en una cancha en la calla cuando lo vio un entrenador de un equipo Nike y lo invita a entrenar con su equipo y gestionó su entrada al próximo colegio en Boca Raton. “Mi vida cambió para siempre y fue un contraste 360 y hoy, siendo que es el beneficio más grande que puedo tener”.