Roger Federer quedó en el camino, no pudo superar a Novak Djokovic, y vio como el serbio accedió a la final del Abierto de Australia. El suizo jugó a media máquina, por la lesión que sufrió en los cuartos de final ante Tennys Sandgren, aunque reconoció que pensaba en que podía ganar.

“Pensé que sí llegaba. Me hice un escáner la misma noche del anterior partido y todo estaba bien. Después de eso, no presionamos. No entrené y me tomé el día libre. Hoy, he descansado hasta última hora pero no tenía ningún dolor en el día a día. Eso fue una señal positiva. La forma en la que me sentí en el quinto set ante Sandgren me animó, por lo que sentía que sí podría llegar a este partido. Necesitaba descansar para prevenir más problemas. Ya en el partido, sentí que podía acabarlo, lo cual fue una buena señal”, analizó el ex número 1 del mundo.

“Jugué sin nada que perder. Intenté cortar el ritmo lo máximo posible, reduciendo los rallies al mínimo y asegurarme que bajaba la gurdia y mezclar lo máximo posible. Creo que al inicio resté muy bien pero mi saque no funcionó igual. No pude encontrar la forma. Todos sabemos lo duro que es, sobre todo cuando le cedes segundos saques. Ha sido mejor que yo, sin discusión”, agregó.

Federer tiene 20 Grand Slam ganados, y al ser consultado sobre si piensa que tiene chances de obtener otro, dijo que “sí, lo creo. Teniendo el año que tuve el año pasado y con mi juego, de la forma en la que lo estoy haciendo, así lo siento”.

Djokovic espera en la final al ganador del duelo entre Dominic Thiem y Alexander Zverev.