La historia del Dakar se escribe a menudo como una sucesión de ciclos de dominación que ejercen tanto los pilotos como los fabricantes que logran dejar su huella en la prueba. Los años 2000 se asocian con el dominio aplastante de Mitsubishi, que atesora la mayor secuencia de victorias de la carrera (9 títulos en 11 años, de los cuales 7 de manera consecutiva).
Los Volkswagen dominaron cuando el rally llegó a Sudamérica (2009-2011). Después, los Mini del Team X-Raid tomaron el testigo, acaparando victorias hasta 2015. Y al final, volvió el turno de Peugeot, que no tardó en reencontrarse con la senda del éxito para protagonizar, gracias a su dream team, un segundo reinado después del ya vivido en los años 80.
Este año, la marca del león ya no forma parte del juego, y su marcha ha provocado numerosos cambios en el tablero. Los estómagos frustrados podrán pelear por el festín que las fieras llevaban tres años acaparando: tres títulos devorados por los felinos (uno de ellos con un pódium 100% Peugeot) y 25 etapas en el palmarés acumulado de Peterhansel, Sainz, Loeb y Despres.
En el juego de acción-reacción ha sido sin duda X-Raid la escuadra con mayor iniciativa, integrando a “Monsieur Dakar” que vuelve a una escudería que le trae buenos recuerdos (victorias en 2012 y 2013). Le acompañará esta vez el ganador de la última edición, el español Carlos Sainz, y el cinco veces ganador en la categoría motos, Cyril Despres.
El trío, que pilotará Buggys con dos ruedas motrices, en una versión más desarrollada que la del año pasado, rodará junto a Nani Roma, al volante del más tradicional pero siempre eficaz Mini All 4 Racing. Completan el equipo tres aspirantes en la sombra: Jakub Przygonski, Orly Terranova y Yazeed Al Rajhi.
Con estas armas, los hombres de Sven Quandt se perfilan como favoritos, pero Toyota también tiene serios candidatos que le permitirán luchar por su primer título.
Nasser Al-Attiyah, el hombre más sonriente del vivac, es uno de los mayores expertos en dunas del planeta rally-raid: 2º en Córdoba en 2018, el piloto qatarí ha firmado una temporada de ensueño, conquistando un nuevo título de campeón del mundo como preparación para su cita habitual del mes de enero.
Su compañero de equipo Giniel de Villiers, ganador hace 10 años en Buenos Aires, le acompañó en el pódium final de 2018 (3º) y vuelve a optar este año a subir a lo más alto. Un objetivo que también es factible para Bernhard ten Brinke.
Pero para que la fiesta sea total, el Dakar necesita algo de picante, algún alborotador. Pocos pilotos encajan más en ese perfil que Loeb y Gordon, que intentarán entorpecer el camino de los favoritos. Sébastien Loeb, enamorado de la prueba desde que llegó (2016), volverá con un Peugeot 3008, preparado e inscrito por el equipo privado PH-Sport. Intentará brillar y dar algún golpe de fuerza.
También es el caso de Robby Gordon, ganador de 10 etapas del Dakar y pódium en 2009. El americano vuelve a una competencia que se le resiste pero que le fascina, con un Buggy Textron recién salido de su taller, que siempre depara grandes sorpresas.
Fotos: DPPI