“Los hombres no lloran”. Esa pésima frase, machista, arcaica, ha quedado enterrada para siempre, porque los hombres sí lloran, y así lo demostró el goleador histórico del fútbol chileno, Esteban Paredes.
A sus 40 años al zurdo le tocó sufrir más que nunca con el equipo de toda su vida, Colo Colo, que se quedó en Primera División, luego de vencer en el duelo por la permanencia por 1-0 sobre Universidad de Concepción.
El Tanque no ingresó en el compromiso ante los penquistas, porque el titular fue Javier Parraguez y el suplente Iván Morales, por ende el artillero albo tuvo que quedarse en la banca durante todo el encuentro.
Con el pitazo final de Julio Bascuñán, Paredes se desahogó, como muchos colocolinos por el mundo lo hicieron, y rompió en un desconsolado llanto, porque el club que siempre ha amado salió airoso en el peor momento de su historia, y no jugará en Primera B.
El goleador fue consolado de inmediato por el entrenador Gustavo Quinteros, y luego apareció Javier Parraguez, quienes se abrazaron para festejar el triunfo histórico del Cacique.
Los hombres sí lloran, de miedo, tristeza o felicidad, y fue así como lo hizo Esteban Efraín Paredes Quintanilla.