Luego de la investigación del Tribunal de Disciplina que determinó graves sanciones sobre algunos árbitros, el juez Javier Castrilli ha vuelto a sacar la voz para aclarar ciertas situaciones que pasaron en su mandato como ex jefe, donde apuntó a un grupo de querer desestabilizar el sistema.

Si bien varios de ellos regresaron a sus funciones tras supolémica salida, el argentino pone en tela de juicio como un grupo a esosárbitros, que según sus palabras ponen en serio riesgo la actividad en el fútbol chileno, quienes vuelven a tener el poder.

“Una persona que desempeña una actividad tan delicada como es la del arbitraje, con todos los intereses en juego, que exceden los deportivos, y muchas veces los económicos y laborales. Auna persona, luego de ser sancionada después de incurrir en una conducta deleznable, que es mentir, e intentardesestabilizar el orden reinante como lo hicieron. ¿Le van a volver a dar tamaña responsabilidad luego de la suspensión?Es descabellado, sinceramente. Esas personas deberían haber sido exoneradas de por vida para el desempeño de esa actividad, es lo mismo que un pedófilo cuando termine su sanción y pague su deuda con la justiciase le ponga a custodiar un jardín de infantes. Es una cosa lamentable”, comentó Castrilli en Cooperativa.

Javier Castrilli también estuvo presente en la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados.

En esa misma línea, el ex jefe de los árbitros destaca que a él y sus colaboradores se les apuntó con toda la culpa, por lo que ahora, que se ha ido aclarando el panorama, no descarta tomar acciones legales.

“Los tiempos han pasado, estamos hablando estamos de 40 días después, el daño que se me ha hecho es irreparable. Uno tiene todo el derecho, de alguna manera, deir a los canales pertinentes para que esto sea puesto en su lugar. A nosotros se nos ha ejecutado en la silla eléctrica para después decir que somos inocentes”, detalla.

Algo que sabía que iba a pasar desde el primer día que aceptó el cargo, ya que siempre tuvo que luchar contra este grupo desde las sombras.

“Esta organización se manejó desde el momento mismo que acepté el cargo. A las pocas horas llegaban anónimos calumniando a mi y mis colaboradores. En el mismo tenor que siguieron a lo largo de seis meses y que encontraron en personeros de la comunicación el lugar indicado para reproducir sus blasfemias”, finaliza.