Universidad de Chile sufrió un duro revés en un torneo que se le había hecho muy dulce hasta el momento. Perdió el clásico por 2-1 ante Universidad Católica y perdió el invicto. Además los cruzados quedaron a solamente cuatro puntos de diferencia.
Los azules sintieron la estocada. Y terminaron furiosos con el árbitro Cristián Garay, que terminó el partido cuando tenía un córner a favor para buscar el empate en la última jugada del partido.
Primero Marcelo Morales le reclamó al juez del partido y luego llegaron de a poco muchos jugadores. Matías Zaldivia era el más bravo, alegándole a Garay que debió dejar lanzar el tiro de esquina.
Al final Marcelo Díaz, capitán de los azules, llegó a separar a sus compañeros que reclamaban airadamente. Carepato entendió que no tenía sentido seguir discutiendo la jugada.
Lo cierto es que el réferi dio 9 minutos de descuento y luego del tiro libre ejecutado por Leandro Fernández, que Thomas Gillier envió al córner, el tiempo estaba largamente pasado.
El clásico tuvo un largo descuento
Por eso a los 101 minutos con 30 segundos Garay estimó que no debía jugar más. El reglamento en ningún lado dice que debe permitir ejecutar el lanzamiento de esquina, pues solamente se dictamina que un penal puede ser jugado luego del tiempo cumplido.
En ese aspecto el árbitro estuvo acertado con la decisión, debido a que alargó el descuento un tiempo prudente y no era imperioso permitir esa última pelota parada.