La jornada comenzó con incertidumbre. Un temporal de fuertes lluvias, viento e incluso tormentas eléctricas se dejó caer en Buenos Aires y prendió las alertas a la histórica final de ida de Boca Juniors y River Plate por la Copa Libertadores.
En medio de rumores de suspensión, postergación en horas o incluso un desarrollo “normal” del partido, el árbitro chileno Robert Tobar salió a la cancha de La Bombonera poco después de las tres de la tarde, a menos de dos horas del horario fijado, en compañía de sus asistentes Christian Schiemann y Claudio Ríos, además del cuarto juez, el peruano Diego Haro.
Tobar recorrió todo el terreno de juego, desde el centro hasta ambas áreas, pasando por sectores totalmente inundados y otros en que el césped aguantó apenas, de mejor manera.
Sin embargo, los intentos de Tobar y compañía por hacer botar el balón o recorrer el campo a ras de suelo fueron inútiles: la pelota se quedaba detenida en los charcos, mientras los zapatos quedaban bajo el nivel del agua.
Así las cosas el árbitro chileno tomó la decisión de suspender el duelo, reprogramado para este domingo a las 16:00 horas. ¿El problema? El reporte del tiempo adelanta para mañana igual o mayores lluvias para la capital trasandina.