La aparición de una señal con un mensaje amenazante del Emperador interrumpirá el entrenamiento jedi de Rey, y junto a sus amigos intentarán contener un mal que continúa golpeando a la galaxia. Al mismo tiempo, Kylo Ren también buscará al fallecido villano, pero para evitar que le arrebate el poder conferido por el Lado Oscuro.
Ha sido un viaje rudo para llegar hasta aquí, la supuesta última entrega de “Star Wars” en torno a los Skywalker. Eso sí, fue un recorrido en ascenso (¡qué coincidencia!). “The Force Awakens” desconcertaba al entregar pocas respuestas sobre lo que se quería hacer en tres películas más para la saga, químicas entre personajes que no terminaban de funcionar y perfilándose como un remix de Una Nueva Esperanza. The Last Jedi no fue menos controversial, al dividir a los fanáticos ante la decisión de exponer que el héroe también operaba en los matices, se equivocaba, que sus sentimientos e inseguridades lo traicionaban; un riesgo que de todas maneras tenía un impredecible encanto.
Y está bien, en estos tiempos no estamos para héroes perfectos. Esa idea se refuerza ahora, cuando “The Rise Of Skywalker” llega para hacer encajar las piezas, entregar respuestas y conectar todo. Hay serias intenciones de que muchas de las cosas que estaban flotando en la nueva trilogía tengan sentido ahora y la verdad es que sorprendentemente, aunque con un ritmo un poco apresurado, funcionan.
Hay una vibra aventurera que se apega mucho más la trilogía original, con trabajo en equipo que es impulsado por desafíos que se encuentran en el camino y que los hace saltar de planeta en planeta, de un peligro a otro. Una progresión dramática hacia el gran final, con escenas de acción y secuencias visualmente deslumbrantes, que fluyen como nunca antes en este trío de películas.
Pero hay que ser justos y advertir: es una entrega con alta densidad de información y muchas cosas que procesar durante los 142 minutos. Más de lo que nos han ofrecido antes. Para quienes no estén familiarizados con las series animadas, sobre todo con “Clone Wars” y “Rebels”, quizás lo relacionado con el Emperador puede que resulte un poco extraño en su nivel de mística; aunque es algo que se puede superar.
Junto con eso, hacia el final, el director y guionista J.J. Abrams concreta dos ideas horribles. Una se puede dejar pasar, la otra es realmente imperdonable. La primera tiene relación con el destino de Rey y una decisión que se insinúa, pero todos sabemos que Disney al ser tan servicial con los fanáticos no tiene las agallas suficientes para concretarla, por lo que mientras dura la ilusión se aprecia como una bonita alternativa. Y, la segunda, se vincula a una tensión sexual inexistente que obtiene resolución; eso nunca se cultivó, de hecho siempre se vislumbraron otro tipo de sentimientos, por lo que darle un punto culmine explícito no tiene absolutamente ningún sentido.
“El Ascenso de Skywalker” es más efectiva de lo que proyectaba ser, incluso al momento de procesar y construir momentos de nostalgia, lograr secuencias emocionantes para reír y llorar, además de generar un cierre decente para lo que partió hace 42 años. Pero hay que reconocer que el camino tiene baches que cobrarán mayor o menor peso, generando más de algún debate o discusión, de acuerdo con la percepción de cada espectador.